Otra ronda

Crítica de Carolina Taffoni - La Capital

La crisis de la mediana edad, entre copas

La última película en ganar el Oscar a mejor filme extranjero nunca llegó _pandemia mediante_ a los cines argentinos. Pero la buena noticia es que ahora un público amplio la puede disfrutar por Netflix. “Otra ronda” lleva la firma de uno de los directores más premiados y también polémicos de las últimas décadas: el danés Thomas Vinterberg, el mismo de “La celebración” (1998) y “La cacería” (2012). Y la historia que cuenta es tan potente como incisiva.

Los personajes son cuatro profesores y amigos de un mismo colegio que están básicamente insatisfechos con sus trabajos y su vida familiar. Uno de ellos, Martin (interpretado por el genial Mads Mikkelsen), está tan deprimido que da sus clases con total apatía y tiene una relación muy fría con su mujer y sus hijos. Pero todo cambia cuando uno de los profesores propone un experimento para ayudar a Martin: basándose en la teoría del psiquiatra noruego Finn Skarderud _que reza que los seres humanos tienen menos porcentaje de alcohol en sangre de lo que deberían tener para vivir una vida más plena_ los profesores empiezan a beber progresivamente en mayores cantidades, registrando día por día los resultados del experimento.

En principio la prueba funciona: sus vidas laborales y afectivas se activan, tienen nuevas iniciativas, se relacionan mejor con el entorno. Sin embargo, al llevar las cantidades de alcohol al límite, el experimento termina desbarrancando.

El cine de Vinterberg está cruzado siempre por preguntas y ambigüedades, y por eso interpela al espectador. El director no intenta dar un discurso a favor o en contra del alcohol, ni plantea bajadas de línea ni lecciones morales. Después de todo, el alcohol aquí es más el vehículo que destapa esa olla a presión que es la crisis de la mediana edad: la reducción de las expectativas, la chatura de la rutina y la nostalgia por la juventud perdida. Y es ahí donde “Otra ronda” golpea con más intensidad.