Oso intoxicado

Crítica de Santiago García - Leer Cine

Oso intoxicado es la gran sorpresa del año 2023. Tanto ruido hizo en su estreno que su directora, Elizabeth Banks presentó uno de los premios Oscar en la última entrega acompañada por un oso gigante que también parecía estar bajo la influencia de sustancias, como en la película. La película recuperó su inversión casi de inmediato y se convirtió en un éxito gigantesco. Aunque nadie sabe a ciencia cierta cómo hacer que una película funcione con la audiencia, este largometraje tiene a su favor algo que en general está faltando: locura.

El título original de la película, Cocaine Bear, es una victoria de marketing absoluta. Aunque originalmente era un título provisorio, pronto descubrieron que no encontrarían uno mejor y lo dejaron. El otro gancho maravilloso es que este delirio absoluto se jacte de estar basado en hechos reales. ¡Y qué sea cierto! No hay que decir que es real y que es falso dentro del guión, pero tener una película con un oso pasado de cocaína en medio de un bosque es un punto de partida hermoso al que el hecho real le da un extra de humor. Casi es una burla a ese chantaje emocional llamado “Basado en una historia verdadera” del que tanto abusan las películas para ser tomadas en serio.

Una operación de narcotráfico sale mal y kilos de cocaína en bolsos caen sin control en los bosques de Georgia, cerca de la frontera con Tennessee, cuando al traficante que debía entregarlas no se le abre el paracaídas. Tanto quien debía recibir la cocaína, un traficante llamado Syd White (Ray Liotta en su último trabajo para cine) cómo un policía (Isiah Whitlock Jr.) que investiga el raro evento, irán al bosque para buscar la droga. Pero antes de que puedan llegar un enorme oso negro habrá consumido uno de los paquetes de cocaína y de forma alocada irá por los demás. Completamente drogado, su comportamiento no será el habitual y entrará en un desenfrenado raid asesino.

Hay muchos personajes en Oso intoxicado, desde incautos turistas a excéntricos guardabosques, pasando por pequeños delincuentes locales y una madre, Sari (Keri Russell) en busca de su hija Dee Dee (Brooklynn Prince) que ha faltado a la escuela y se ha metido en el bosque con su amigo (Christian Convery). Todos en el bosque irán descubriendo al alocado Ursus americanus en su versión más temible. Repito: basado en hechos reales.

La película es tan inusual que parece un poco de aire fresco en el cine norteamericano lleno de miedos y limitaciones que vivimos hoy en día. No es una película transgresora ni rupturista, simplemente es una película que se atreve a seguir sus reglas. Se trata de una comedia de horror muy gore que va subiendo la apuesta y que le ofrece al espectador varios momentos sorprendentes, alegremente irresponsables y finalmente llenos de entretenimiento. Es una película divertida cuya reflexión final y enseñanza es la siguiente: ninguna. Bueno, tal vez sí tenga una lección y es que no hay que darles a los osos cocaína. ¿Será esta lección extensiva a la población? No parece.

Como la directora es la actriz Elizabeth Banks, la película tiene, cómo ya mencionamos, algunos actores de lujo. Le pueden agregar a la lista a Alden Ehrenreich, Margo Martindale, Kristofer Hivju y Matthew Rhys. También trabaja Scott Seiss, famoso comediante cuyos videos de vendedor enojado se hicieron virales en todo el planeta. Es una película graciosa, no se han lastimado animales durante el rodaje porque obviamente el oso es digital, los que tengan estómago suave deberán tener precauciones al verla y los que se escandalizan con cualquier cosa, mejor deben evitarla. Pero qué buena noticia es una película que mueve un poco las cosas y nos ofrece algo distinto.