Oso intoxicado

Crítica de Catalina Dlugi - El portal de Catalina

Quienes hayan visto la última entrega de los Oscar se sorprendieron con un oso de peluche gigantesco merodeaba la sala. El estreno de “Cocaine Bear”, con este título lavado entre nosotros, viene rápidamente a ilustrarnos. La película dirigida por Elizabeth Banks con guión de Jimmy Warren acude a un hecho real como inspiración y luego se interna en un humor negrísimo, con mucha sangre, cuerpos atacados y desmembrados, situaciones ridículas y violentas en alegre montón. Un ex policía dedicado al narcotráfico transporta una cantidad infernal de cocaína. Cuando falla su transporte tira paquetes en un parque nacional y se arroja en un paracaídas que nunca se abre y muere. Ese hecho real tiene condimentos especiales en el film como que un oso de impresionantes dimensiones consume muchísima droga y se transforma en un depredador imparable. Un animal generado por CGI a cuyo alrededor pasa de todo: niños en excursión, una pareja que planea su boda mientras acampan, una guardaparque (la genial Margo Martindale) odiada por un trío de maleantes, una madre ( la protagonista Kery Russell), un investigador que sigue la pista narco desde hace años, y varios personajes más entre los que aparece Ray Liotta en su último papel. El delirio de las situaciones, con la sangre derramada, situaciones muy bien resueltas y todas ridículas, mucho gore, brazos, piernas y cabezas revoleados conforman este entretenimiento, por momentos repetitivo, pero sin mayores pretensiones que entretener.