Orione

Crítica de Juan Pablo Russo - EscribiendoCine

Delicuencia juvenil

En Orione (2017) la artista visual Toia Bonino busca reconstruir los hechos que llevaron a Ale a su muerte, un joven veinteañero, con una madre que hacía lo imposible para darle un futuro mejor, que tras dedicarse a los robos y secuestros exprés es asesinado por la policía durante un tiroteo en Claypole.

Bonino reconstruye la historia a través del testimonio de la madre de la víctima, elegida para llevar adelante el relato, mientras se la ve amasando una torta. La voz de la progenitora y algunas imágenes de archivos como fotos y videos caseros, sumadas a las de noticieros de la época, serán las piezas del rompecabezas en la búsqueda de respuestas.

Una de las virtudes de Orione es la de no juzgar al personaje, pero tampoco construirlo como un héroe víctima del sistema. Simplemente se toma su caso testigo para hablar de temas como la marginalidad, la estigmatización social, las oportunidades, la falta de valores y cuáles son los motivos que llevan a un joven en caer en una red de delincuencia. A partir de estos tópicos la realizadora tenderá puentes para que sea el espectador quien conteste las preguntas que le generará la propuesta.

En épocas donde la baja de edad en la imputabilidad es el tema de moda entre periodistas y comunicadores que esgrimen argumentos sin ningún tipo de fundamentos ni marco teórico, que hablan desconociendo la ley y la realidad en la que viven, Orione se pregunta el cómo y los por qué de la delincuencia juvenil. Las respuestas se saben pero el problema es que a muchos no les conviene encontrarlas.