Orgullo, prejuicio y zombies

Crítica de Diego Padula - Citricón

El clásico libro de literatura inglesa de Jane Austen logra un raro pero curioso mash up de lo clásico, con la moda de los zombies. Así, en 2009 sale el libro del escritor Seth Grahame-Smith, Orgullo y prejuicio y zombies. Hollywood no tardó en comprar los derechos y después de algún tiempo de idas y vueltas nos presenta la película. Con un comienzo promisorio, la película es entretenida hasta el tercer acto donde la parte “romántica” y la necesidad de crear una franquicia termina tirando todo abajo.

Como el clásico, la película se presenta en el siglo 19 en Inglaterra, enfocada en Elizabeth Bennet (Lily James), con su madre intentando conseguir para Liz y sus hermanas candidatos adecuados y adinerados para casarlas. Con todas las dificultades de las normas y características de la época agregamos que en ese mundo existe una plaga de zombies. Lo interesante acá es la mitología creada, donde los hijos de la aristocracia son criados en Japón o China para aprender formas de lucha y estar preparados para combatir, y así mismo distinguir las clases ya que se explica que los más ricos van a Japón y los de clase social más baja van a China.

Es muy interesante ver como las hijas tienen que adaptarse a todas las clases de normas sociales de la aristocracia y mismo ser luchadoras mortales. En esta parte está el fuerte de la película, mostrando las mujeres tímidas y con todo el decoro de la época, pero cuando tienen que enfrentar a los zombies son mortales, audaces y despiadadas. Con el humor británico característico la primera parte donde tenemos una secuencia de títulos muy buena en forma de libros pop-up, conocemos un poco de la historia de cómo Inglaterra se infestó de zombis y vemos como las hijas se adaptan al mundo y a los zombies. Lamentablemente la última parte deja prácticamente de lado a los zombies y se torna muy seria, además de dedicarle mucho al lado romántico de forma pesada y dramática, perdiendo todo el timing y llegando hasta ser aburrida.

Infelizmente el director Burr Steers no consiguió equilibrar bien lo que el libro tenía de genialidad, además creo que también Hollywood con el hambre desmesurado de hacer franquicias de cualquier película, también termina por perjudicarla. La misma no tiene un final adecuando teniendo hasta una escena post crédito que adelanta que ésta es sólo una parte, pero no sustena la ganas de seguir viendo qué pasa en ese mundo y sí dejándonos un sabor amargo.