Operación Ultra

Crítica de Fernando Sandro - El Espectador Avezado

La función principal de cualquier film de género será cumplir con su cometido; ya sea si es suspenso generar tensión; si es terror exponer cantidad de sangre o generar pavor; buscar la lágrima en el drama; elevar la fantasía en la ciencia-ficción; y en la comedia crear situaciones risueñas, hacernos pasar un momento entretenido mediante el recurso de la risa. Inconveniente principal de Operación Ultra, rara vez crea genuinos momentos de comicidad efectiva.
El segundo opus de Nima Nourizadeh (Proyecto X) intenta ser un homenaje a varias cosas, a la vez que una parodia de otras. Con solo leer su premisa ya caeremos a qué antecedentes hace referencia.
En primer plano tenemos a Mike Howell (Jesse Eisenberg) un fumón de pueblo que pasa sus días sin hacer mucho más que escribir un comic alternativo y probar algún humo recreativo. Lo acompaña Phoebe (Kristen Stewart), su novia que lo apoya y soporta, en todo.
Lo que Mike no sabe es que en verdad es un Agente encubierto de la CIA, entrenado para ser un arma mortal. Ya sabemos, por más amnesia que se tenga, el pasado siempre regresa a tomar partido.
¿Se acuerdan de El Largo Beso del Adiós?, y más cerca en el tiempo, la saga Bourne, o Desconocido; o cualquier otra película sobre agentes que perdieron la memoria o deben escapar de su antigua agencia, las hay a montones. Tomen esas ideas en clave parodia y mézclenlas con las comedias fumadas de los setenta e inicios de los ochenta.
Eisemberg y Stewart se esfuerzan en salvar sus personajes. El actor de Red Social vuelve a reinterpretarse en el personaje atribulado que ya le vimos hasta el cansancio, pero le sale de taquito. Stewart sigue intentando despegarse de la insípida Bella, y logra algún matiz extra, algo más de carisma o color. De todos modos ambos están lejos de la química que habían conseguido en Adventureland, fundamentalmente porque aquí nada los acompaña. Un puñado de secundarios como los de Connie Britton, Thoper Grace, Bill Pullman o John Leguizamo, poco aportan.
El guión de Max Landis (Poder sin límites) pareciera adorar a los míticos Cheech & Chong, pero ni Eisemberg y Stewart son Cheech Marin y Tony Chong, ni Landis y Nourizadeh poseen el timing para emular las viejas épocas. Aún en la muy fallida Proyecto X quienes gustan de las estudiantinas modernas, tenían sus momentos de regocijo efectista, suerte que aquí no encontraron durante casi todo el metraje.
Algo de mejor suerte parecieran correr las escenas de acción, correctas en su mayoría, trilladas, y con alguna inventiva sobre el arte de matar.
Operación Ultra intenta ser desfachatada en una época en la que se habla de hierbas hasta en programas y películas infantiles, recurre a viejas estructuras y recursos sin agregarle algo de frescura. Estéticamente busca asegurarse algún lugar dentro del nuevo estilo comic, y lo logra a medias, siendo sin embargo uno de los puntos destacables.
Comúnmente las comedias buscan el efecto pasatista, hacer que nos olvidemos del alrededor y dejar transcurrir el tiempo. Operación Ultra en su escaza hora y media nos hace sentir que el tiempo transcurre más lento; quizás sea el efecto de algún alucinógeno contrario.