Operación regalo

Crítica de Fernando López - La Nación

Esta fábula navideña nacida en la misma fábrica de Pollitos en fuga parte de uno de los misterios que más inquietan a los chicos curiosos respecto de la condición prodigiosa de Santa Claus. ¿Cómo hace el barbudo y campechano grandote vestido de colorado para pasar durante una noche sola por las casas de todos los chicos del mundo -ni uno menos- y depositar en cada una el regalo esperado? Su trineo y los renos que lo arrastran pueden ser capaces de cualquier hazaña, pero tanto como cubrir todos los itinerarios posibles del planeta en las escasas horas que dura una noche parece demasiado. Gwen, una chiquita inglesa de un pueblito llamado Trelew que no está en Chubut, no duda de la existencia de Santa, pero está intrigada por el asunto; por eso se lo pregunta en la cartita que echa al buzón. Y así, gracias a Sarah Smith y a la imaginación de los animadores, nos enteramos de la verdad: Santa Claus existe, pero cuenta con un ejército high tech , un centro de control digno de la NASA que dirige las operaciones desde el Polo Norte y una infinidad de batallones de duendes asistentes, entre ellos el de los empaquetadores, que todo lo resuelven con sus rollos de papel colorido y sus cintas y moños.

Pero no faltan los problemas. Por ejemplo, porque Santa ya está cerca del retiro y porque sus dos hijos son bien diferentes: el mayor, Steve, un tecnócrata ambicioso y algo soberbio, está ansioso por heredar el cargo; el menor, Arthur, es un poco torpe pero tiene un corazón tan grande como cabe esperar de un auténtico Santa Claus. Será él (acompañado por el abuelo jubilado y gruñón y por una duende superdotada) quien haga lo imposible para reparar el gran error que la organización ha cometido en esta Navidad: han olvidado visitar a una nena, justamente Gwen, y hay que llegar a tiempo con la bicicleta pedida antes de que salga el sol.

Más allá de alguna intermitencia, la historia tiene dinamismo, humor y ternura suficientes para entretener a los chicos, pero también inteligencia para sugerir apuntes sobre la realidad del mundo en que vivimos -los problemas familiares, la competitividad, la deshumanización del trabajo, la transformación de la pequeña empresa familiar en una gran corporación que todo lo mide en estadísticas, entre otros- sin afectar el espíritu jovial del relato ni su encantadora sencillez. La animación 3D exhibe abundantes aciertos, sobre todo al comienzo, y también es destacable la concepción de los personajes, entre los que vale anotar al gracioso patriarca de la familia y a la convencional y tierna mamá.