Operación regalo

Crítica de Diego Batlle - Otros Cines

Para saber cómo es la Navidad...

Luego de dos joyas como Pollitos en fuga y Wallace y Gromit: La batalla de los vegetales (largometraje inspirado en los célebres personajes que emocionaron y siguen emocionando en decenas de cortos), la productora británica Aardman -asociada con Sony Animation- dejó algunas dudas con Lo que el agua se llevó, aunque el resultado final fue bastante satisfactorio. Esas dudas crecen con esta nueva incursión de esa sociedad en la animación digital (Nick Park y Peter Lord fueron en su momento los grandes héroes del stop-motion) que arranca con cierto ingenio y capacidad de sorpresa (juega con la gran incógnita infantil de cómo hace Papa Noel para repartir decenas de millones de regalos cada Navidad en los puntos más distantes del planeta), pero que luego cede a la tentación de resolver todo a puro vértigo y con una acumulación de enredos no siempre logrados.

Está presente durante todo el film la tensión entre tres generaciones de la familia de papanoeles (el abuelo ya retirado que vuelve al rubro, el padre ya cansado y a punto de abandonar y los hijos que se disputan el puesto) que genera cierta gracia y hay un indudable know-how a la hora de construir el entramado visual, pero más allá de la belleza de muchas de sus imágenes y de algunos chispazos de humor eficaces, se perciben en Operación Regalo demasiado minutos que no trascienden la medianía. Estamos ante una buena película, es cierto, pero que al mismo tiempo nos deja con gusto a poco, sobre todo para una factoría que nos ha bendecido con tantos pasajes de Gran Cine, esos que aquí sólo aparecen en cuentagotas.