Operación Red Sparrow

Crítica de Diego Alvarez - Cuatro Bastardos

Operación Red Sparrow: Guerra Fría, Película Helada.
Si alguien pensó que este filme podría llegar a ser algo similar al origen de del personaje femenino de Los Vengadores, Black Widow, desde ya les digo que no.
Y no solo no es un filme de espías trepidante, sino que Operación Red Sparrow se toma su tiempo para declarar su cometido. Y cuando digo “se toma su tiempo”, es literal, ya que la cinta tiene una increíblemente extensa duración de 2:20 hs.
Comenzar así una review quizás me eche los perros en contra, pero para ser francos y objetivos, ¿qué tiene de interesante la variopinta carrera del realizador Francis Lawrence? ¿La saga de “Los Juegos del Hambre (The Hunger Games)”? Vamos, que ni siquiera pudo adaptar bien un cómic como el gran Hellblazer en esa bazofia llamada “Constantine (2005)”.
Sin más preámbulos les voy a contar de qué va Operación Red Sparrow (¿por qué razón las distribuidoras se empeñarán en ponerle como prefacio el término “Operación” a cualquier filme de espías?): Dominika Egorova (Jennifer Lawrence) es una bailarina destacada del Ballet Bolshoi ruso. Durante una función, su compañero de baile “accidentalmente” quiebra una de sus piernas, y también sus sueños. Embargada por la tristeza y por no poder mantener a su madre enferma, Dominika acepta el trato que le propone su tío, un alto mando del servicio secreto de Rusia, como si esto fuese un buen trabajo. Dicho esto, ese “trabajito” sale mal (en realidad era una prueba para para determinar si era capaz de someterse al riguroso entrenamiento) y nuestra rubia rusa comienza las clases para ser una “Sparrow (Gorrión)”, que vendría a ser un agente secreto que usa su seducción, fuerza y manipulación psicológica para extraer información y completar misiones para su país.
En este contexto, el agente de la CIA Nate Nash (Joel Edgerton) estuvo varios años “secreteando” con un topo ruso, pero en un último intercambio de información algo salió mal y casi se va todo al tacho. Ahora, Dominika deberá probar su lealtad a la patria que le dio todo, pero también exige total sumisión y, sobre todo, ser una esclava del Gobierno y no tener nunca más la libertad que, paradójicamente, es inherente en las aves.
Como anticipé, Operación Red Sparrow es un filme que se toma su tiempo. Si bien la narración es sólida, peca de demasiada solemnidad en el trato de la acción, llevándola al campo más realista. Esto quiere decir que hay 3 o 4 escenas en las que las peleas y lo gore son en extremo, pero en una cinta de espías que se precie, debe haber un balance entre narración y acción. Sino, no se puede hacer tan larga la historia; y no lo digo por las actuaciones que son soberbias (a pesar de los acentos rusos forzados), ni por la fotografía, o el enrome uso de la iluminación, sino que parece que el realizador falla de nuevo en la adaptación: Operación Red Sparrow está basada en la novela del mismo nombre de Jason Matthews, que se publicó en 2013. En ella, Matthews (el cual su estilo de narración, dicen, se acerca más a John le Carré que a Ian Fleming) acompaña el desenlace de cada capítulo con una receta de cocina. No es casual ni arbitrario, ya que Dominika es una persona Sinestésica: nuestra protagonista femenina tiene una capacidad especial para “ver” la música, absorbiéndola como si fuera un flujo de colores que le permiten aumentar su desempeño en el escenario y le aportan una memoria prodigiosa. Una vez impedida para el ballet, comenzará a explotar esta cualidad para comprender las verdaderas intenciones de quienes la rodean, ir más allá de sus palabras y casi escanear sus pensamientos. Un poco de género fantástico no hubiese estado de más para una narración que no solo se hace pesada, sino que en mucho momentos parece que se metió en un laberinto sin salida, dando vueltas a un mismo tema con diferentes visiones.
Lamentablemente, y pese a ser un gran filme en la parte técnica, Operación Red Sparrow no logra entretener como esta clase de filmes necesitan que lo hagan. En cambio, no dista de ser otra propaganda contra el sistema ruso (por más que haya una mención obligatoriamente crítica al sistema capitalista), el trato hacia las personas y, sobre todo, hacia sus mujeres. No hay nada nuevo bajo el sol.