Operación monumento

Crítica de Amadeo Lukas - Revista Veintitrés

Arte, arte, arte

Ambientada en las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial e inspirada en hechos reales y muy poco difundidos, Operación Monumento es la nueva película como director de George Clooney, en la que también se desenvuelve como actor, guionista y productor, roles que ya conoce. Con chispazos de muy buen cine y abordando nuevamente temáticas fuera de catálogo –quizás el rasgo más inteligente y reconfortante de este popular intérprete en su faz de cineasta–, este film aglutina ingredientes que lo vuelven muy disfrutable. La búsqueda de obras de arte secuestradas en el marco de la guerra más devastadora de la historia, trama esencial del relato, se ve matizada por toques de comedia, humor, suspenso y aventura. Sin embargo, aun así, estas alternativas no fueron aprovechadas en sus máximas posibilidades expresivas, como sí lo había logrado en la evocativa y magnifica Buenas noches y buena suerte y en la excelente Secretos de Estado.

En una suerte de brigada que acaso recuerda a la de Bastardos sin gloria, pero con propósitos muy diferentes, Operación Monumento progresa de manera ascendente en su trama, logrando mayor interés a medida que transcurre el metraje. Esos hombres de los monumentos, tal como fue denominada esa fuerza especial creada por Roosevelt para recuperar patrimonios artísticos históricos en aquellos tiempos, tienen un gran lucimiento a través de un estupendo grupo de actores que incluye a John Goodman, Jean Dujardin, Matt Damon, Cate Blanchett, Bill Murray y Bob Balaban. Y el espíritu por la defensa del arte que el actor y director quiso poner en un gran primer plano.