Opciones reales

Crítica de Emiliano Basile - EscribiendoCine

Errores surrealistas

Si algo hay que reconocerle a Silvio Fischbein (Tus ojos brillaban, 2003) es su coherencia cinematográfica. Su nueva película Opciones Reales (2009) cuenta con tantos horrores de realización como en sus producciones anteriores. Y no sólo eso, contiene además la frase del año del cine nacional “Un culo posible es mejor que uno real”. Se podrá ver únicamente en el ArteCinema de Constitución.

Lucio viaja a la ciudad de Tandil por un trabajo. Al llegar la persona que debía esperarlo no está y le informa que recién lo verá en unos días. En ese lapso, entra en relación con Milena quedándose en su casa como si fuera su novio de toda la vida. Todo es misterioso en la trama, sin poder creer lo que se está viendo, lo que impulsa -paradójicamente- a seguir mirando la película hasta el final, aunque sea a los saltos narrativos.

Opciones reales mantiene cierto aire surrealista en su construcción. Las imágenes en el comienzo se difuminan unas con otras, las elipses temporales son bruscas y sólo las voces de la memoria de Lucio parecen darle sentido narrativo a la historia. Hasta aquí un film que puede resultar interesante e incluso atractivo en su desarrollo por el escamoteo informativo hacia el espectador. Pero hay algunos problemas técnicos que invitan a “salirse” de la película y, por momentos pensar que el “surrealismo” fue una manera de enmendar errores graves de realización.

Hay una cuestión que se vuelve reiterativa y difícil de obviar, que son los saltos de eje. Algo clave si de construcción espacial se trata. Si en un diálogo vemos un personaje hablando y quien le contesta mira hacia el mismo margen del cuadro cinematográfico, estamos frente a dos personajes que no hablan entre sí. Esto es lenguaje audiovisual I de cualquier carrera de cine. Ahora si hondamos en detalles, vemos que la retoma tiene un fondo negro, es decir, la escenografía no coincide con la de la toma anterior. Estamos frente a dos posibilidades: o que la retoma sea tan mala que tuvieron que filmar otra en otro escenario o que se olvidaron de filmar la retoma. En cualquiera de las dos opciones estamos frente a un error primario de realización. Recordemos que Fischbein filma desde 1988, año de estreno de Mamá querida su primera producción.

Pero intentemos dejar estas cuestiones de lado y vayamos a la historia, lo que se cuenta (o intentó contar). La historia vira hacia lo extraño y lo bizarro, con toques de perversión, cuando Lucio y Milena van a un cerro a tener encuentros con seres sobrenaturales. Y la cosa se pone más interesante aún, cuando se descubre el trabajo tan ansiado que va a realizar Lucio. Allí aparece Gloria, la misma visualmente a Milena pero otra persona, ¿o tal vez la misma? Hay una intención fallida de trazar un paralelo entre realidad y fantasía. Y sucede porque la precaria dirección termina de exponer todos los baches narrativos que podía tener previamente la historia.

Ante tanto delirio sin gollete, no tenemos más que aplaudir por la osadía de lograr estrenar la película. No hay motivos para justificar semejante film, con diálogos inverosímiles y situaciones aún más increíbles. El surrealismo viene a tono con tanta incongruencia y parece más una solución de último momento que una búsqueda estética. Pero eso nunca lo sabremos, lo que si sabemos es que junto a Un buen día (2010), Opciones reales es uno de los grandes filmes nacionales de culto de este año. Y además, y a diferencia del film de Nicolás Del Boca, cuenta con el apoyo del INCAA. Una “opción real” es no ir a verla.