Omisión

Crítica de Rolando Gallego - El Espectador Avezado

(Anexo de crítica)
Hay un intento de estilizar la película “Omisión”(Argentina, 2013) de Marcelo Paez Cubells (guionista de “Boogie, el aceitoso”) desde la comunicación gráfica con imágenes impactantes de sus protagonistas en tonos negros y rojos. Casi una imaginería que podría utilizarse para una película de terror.
Pero “Omisión” no es una película de terror, entonces ya ahí comienzan los problemas. “Omisión” es un thriller que se dispara sobre la definición misma de la palabra que da origen al título “el pecado de omisión es cuando no pienso en el otro” y que narra las angustias y conflictos existenciales de un cura (Gonzalo Heredia) en su intento por evangelizar a personas que habitan un lugar carenciado del conurbano bonaerense.
Hay algo en el pasado de este cura que el director “omite” y que a través de flashbacks va develando a lo largo del metraje. El rompecabezas se va diagramando. Pero la película se hace larga y monótona. Porque al cura se le suma un psicópata (Carlos Belloso) que lo alerta de los asesinatos que realizará “religiosamente” cada cuatro días.
El psicópata, además, es un psicólogo que encuentra en sus “pacientes” a las víctimas. Una a una las irá asesinando por diversos motivos que no vienen al caso y que introducirán al cura en una espiral de violencia que lo alejará por momentos de su fe.
Para completar la historia aparece Clara (Eleonora Wexler) examor de Santiago (Heredia) una policía que investigará los casos y que detectará la conexión entre el asesino y el cura hasta el punta de creerlo culpable.
La ópera prima de Paez Cubells no encuentra el tono adecuado para generar tensión y sólo se apoya en la utilización exagerada de la música incidental. Los personajes son abordados por los protagonistas con trazos gruesos y hasta absurdos, sino veamos a Clara, que Wexler la encara desde una “masculinización” de sus gestos y movimientos, o de Belloso que compone a un psicópata con los tics de todos los asesinos que ya vimos en el cine.
Hay sí, por ejemplo, una honestidad en la interpretación de Lorenzo Quinteros, quien hace de mentor de Santiago, pero el principal inconveniente que posee “Omisión” es su protagonista excluyente, Heredia.
El actor posee algunos problemas de dicción y también de interpretación. Quizás los productores pensaron, pongámoslo así las chicas que lo siguen llenan las salas, pero hasta en la caracterización del actor (con barba) este punto fue descuidado.
Heredia pertenece a una serie de “galanes” que siempre el cine ha intentado darle un protagónico para poder de esa manera lograr una respuesta positiva en la taquilla, pero dentro de esta serie de “galanes” Heredia es uno de los que más recursos carece y si el peso de la película es puesto en su actuación, obviamente el resultado no será positivo.
La progresión en “Omisión” no se da por las acciones sino por el anclado de trazos gráficos que indican los días (de cuatro en cuatro) y ahí también hay un inconveniente. La película destila un discurso viejo, exagerado, en contra de instituciones sobre las que intenta construir su verosímil (Iglesia, Policía) y esto también atenta contra el producto final.
Fallida opera prima que deambula entre el intento de construir un relato de género pero que naufraga entre la copia de envíos como “Epitafios” (Argentina) o “Dexter” (USA) y la abulia de su protagonista.