Olé, el viaje de Ferdinand

Crítica de Yaki Nozdrin - Visión del cine

Basada en el libro El cuento de Ferdinando (Munro Leaf), llega a las salas de cine Olé, el viaje de Ferdinand. Dirigida por el brasilero Carlos Saldanha, quien estuvo a cargo de La era del hielo (2006 y 2009) y de Río (2011 y 2014), esta película animada es una propuesta para los más pequeños.
En un comienzo la historia nos ubica en Casa del Toro, un corral, ubicado en Sevilla, que se dedica al entrenamiento de los toros para las corridas. Allí se encuentra Ferdinand, el becerro más débil de todos. Amante de la naturaleza y abolicionista de la violencia, nuestro protagonista sabe que su lugar no está en las arenas de Plaza Mayor. Luego de la muerte de su padre durante una lidia, Ferdinand logra escapar de aquel lugar. Finalmente es adoptado por Nina, una nena que vive en una granja junto a su padre y un simpático perro.

Con el correr del tiempo, Ferdinand deja de ser un pequeño becerro para transformarse en un toro gigantesco. Un día decide escaparse de la granja para asistir al Festival Anual de las Flores. Luego de una serie de eventos desafortunados que ocurren en el lugar, es devuelto a Casa del Toro. Allí se reencuentra con sus viejos amigos quienes, cegados por el miedo de ser enviados a un matadero, hacen todo lo posible para ser el elegido para la próxima corrida. Ferdinand deberá demostrarle a sus compañeros que esa elección está lejos de ser lo que ellos creen.

Tal como lo hizo Okja (Joon-ho Bong) a mediados del año pasado, Olé, el viaje de Ferdinand, levanta una bandera en pos de los derechos de los animales. Ambas películas dejan en evidencia cómo los animales son maltratados con un único fin: satisfacer al hombre. Pese a que las cifras indiquen que más de 3 mil toros mueren en la plaza de toros de España durante la temporada, esta actividad sigue siendo un evento que gran parte de la población considera entretenido. A pesar de que estemos en el siglo XXI, hay personas que todavía consideran al maltrato animal como un show de entretenimiento.

La película dirigida por Carlos Saldanha no sólo funciona como crítica hacia el maltrato que sufren los animales -quienes a ojos de la Justicia son meros objetos-. Para los más pequeños tiene una clara lección a favor de los valores y la fidelidad a uno mismo. Ferdinand se niega a aceptar que su destino sea estar en las corridas -rol preestablecido por la sociedad-, lucha por romper con eso y poder conseguir lo que tanto anhela: una vida tranquila en la que pueda disfrutar de la naturaleza.