Oldboy: Días de venganza

Crítica de Jonathan Plaza - Función Agotada

Relativización de una obra maestra

Es dificil expresar lo mala que es Oldboy. Uno podría para ejemplificar decir que su director Spike Lee mancha esta remake con toda esa moralina que ya había empleado como columna vertebral de 12 Años de Esclavitud. Este aspecto se hace mucho más evidente al compararla con la obra maestra de Chan-Wook Park porque la mayoría de los cambios que tiene el argumento de esta nueva versión están relacionados con la necesidad de explicarle al espectador la diferencia entre las actitudes honradas y las conductas socialmente reprobables. Sobre este punto resalto el verbo explicar porque el señor Spike Lee aún no encuentra la manera de delinear sin resaltar todo con un fibrón hipergrueso.

Otro punto interesante en la comparación es la falta de huevos del director a la hora de definirse a sí mismo a partir de su obra. Esta, llamémosla “falta de coraje”, ya había intentado ser suplida en su película anterior por escenas que se regocijaban en el torture porn para establecer ideas que no podía expresar de otra manera con su cámara. En Oldboy repite la misma técnica, intentando que funcione de la misma manera pero esta vez parece ser consciente que no le alcanza y opta por borrar todas las aristas y dimensiones personales del personaje. Esto, repito, sólo puede clasificarse lisa y llanamente como falta de huevos. Por esa misma carencia elimina la poética del film original, por eso mismo tortura a su protagonista haciéndolo comer comida china durante 20 años pretendiendo que el espectador crea que esto es angustiante por si mismo y le saca todo el desparramo formal de la original. Cree que alargando el plano secuencia de la escena del martillo supera a la obra de Park, pobre hombre.

Que el director haya torcido la narrativa para que pueda ser estructurada en una inanimada linealidad, que la haya empaquetado en una suerte de Cine Coreano For Dummies para que a su público le agrade y que los elementos argumentales adicionados hagan agua por todos lados en el guión son la sintomatología de un deficiente análisis del guión de la propuesta original.

Spike Lee empaquetó en una suerte de Cine Coreano For Dummies esta historia para que a su público le agrade.
Hace un tiempo escribí en esta web un análisis sobre el uso de “Lo Trágico” en el film de Park y su proyección hacia la actualidad. Spike Lee opta (esto fue decisión consciente) por eliminar todo ese potencial argumental y reemplazar al destino como entidad por una fuerza moral y totalizadora que castiga el estilo de vida de su protagonista. Esta diferencia (que si se quiere, puede considerarse dialéctica) no es menor, ya que en última instancia sustituye el poder inmaterial de lo inevitable por una figura casi teológica que decide, basándose en una norma, sobre la vida de otro. Esto no es negativo o positivo por sí mismo, pero revela una postura que el director mantiene en varios de sus películas.

En cada composición de cámara y de montaje, en cada decisión de la puesta en escena impera el tedio como norma. Hay un desprecio absoluto por la historia que se está narrando y sobre todo por su protagonista y eso se refleja tanto en el ritmo interno de cada cuadro como en la curva argumental trazada para ser recorrida por el personaje de Josh Brolin. El metraje, entonces, se hace extraño, ya que uno se pregunta qué motivo a los responsables a reversionar una obra con tanto desprecio.

Este juego de las diferencias que expongo no tiene una finalidad caprichosa. Considero que en estas decisiones tomadas por el director está su punto de vista acerca del mundo y por ende la génesis de su cine.

Me gustaría valorar alguno de los aspectos del film pero no encontré ninguno destacable. Es por eso que aconsejo tomar esta oportunidad para ver por primera vez la cinta de Chan-Wook Park si nunca se lo ha hecho o reverla ya que es una obra que siempre tiene algo nuevo que contarnos.