Oldboy: Días de venganza

Crítica de Hugo Fernando Sánchez - Tiempo Argentino

La remake de un clásico

Hace años que Hollywood quería encarar una remake del film de culto surcoreano. Se habló de Spielberg y Will Smith, pero finalmente lo realizó Spike Lee

En 2003, el director Park Chan-wook estrenaba Oldboy, basada en un manga de Garon Tsuchiya y Nobuaki Minegishi, segundo capítulo de un tríptico que había comenzado un año antes con Sympathy for Mr. Vengeance y terminaría en 2005 con Sympathy for Lady Vengeance.
La llamada "Trilogía de la venganza" se convirtió casi de inmediato en un clásico, y Oldboy en particular pasó a ser el paradigma del extraordinario cine coreano, capaz de mezclar géneros sin culpa, ir un paso más allá en el melodrama desaforado, demostrar un particular timing para la violencia, e incluir la comedia de manera insospechada y con un lirismo sin techo, donde la belleza de cada plano de condice con un relato intrincado pero coherente y absolutamente absorbente.
Pues bien, diez años después, es Spike Lee quien vuelve sobre la historia de un hombre (Josh Brolin) que una noche es secuestrado y encerrado en una habitación durante 15 años. Allí, con la única compañía de un televisor, el protagonista se entera de la muerte de su esposa –los noticieros dicen que él es el culpable del brutal asesinato de la mujer– y que su hija fue entregada en adopción. Desde eses momento, el preso comienza escribir todos sus pecados, llega a la conclusión que alguien a quien perjudicó es el responsable de la muerte de su mujer y de su cautiverio, y comienza a entrenarse consumiendo obsesivamente a través de la televisión programas de ejercicios y artes marciales.
Y un día, misteriosamente, está libre para investigar qué paso y llevar a cabo su venganza, ayudado por Marie (Elizabeth Olsen), una trabajadora social con quien de inmediato lo une un vínculo que va más allá de la atracción física.
La remake sin Park pero también sin el brillante Choi Min-sik interpretando al patético Dae-su, con el correcto Brolin ocupando su lugar, es apenas un boceto de la densidad y el vuelo narrativo de Park, porque sin lugar a dudas Lee podría haber sido una elección correcta al intentar recrear el film original, aunque no había ninguna necesidad. Sin embargo, hace rato que el realizador estadounidense perdió el nervio que demostró en películas formidables como Haz lo correcto, Fiebre de amor y locura o Malcolm X, y entonces la película terminada da todos los indicios que se trata de un trabajo por encargo y que el director estadounidense se limitó a cumplir profesionalmente.