Ochentaisiete

Crítica de Jorge Grez - El rincón del cinéfilo

Un poco de historia nos dice que el guión, muy bien trabajado, se inició en su desarrollo con el título de “Tres”, pues era la historia de tres amigos contada en tres épocas distintas, pero la realidad obligó a que Anahí Hoeneisen y Daniel Andrade (directores y guionistas), y la dificultad técnica de filmar con tres actores para un mismo personaje, los llevo a cambiar, y se decidieron por narrar la historia en dos tiempos, su resultado es la coproducción ecuatoriana-argentina- alemana llamada “Ochentaisiete”.

El tema de la amistad es la clave y funciona como el motor que sostiene la historia, contada entre dos épocas y a través de varios personajes en su adolescencia, la película nos recuerda el Ecuador de los ochenta, gobernado por Febres Cordero, un país, en el que los movimientos de izquierda estaban aún desorganizados y eran considerados subversivos; para luego viajar al presente y mostrar que esos personajes, amigos de la primera adolescencia, se reencuentren y traten de entender quiénes son ahora.

Durante cuatro meses se realizaron varios casting para elegir a los actores jóvenes Nicolás Andrade (Pablo), Francisco Pérez (Andrés), Jessica Barahona (Carolina) y Andrés Álvarez (Juan), cada uno con su historia y problemas. Pablo es argentino, que vive con su familia de militancia activa, pero en país ajeno; Andrés, hijo engañado por su madre en cuanto al paradero de su padre; Carolina, estudiante con problemas familiares por cierta rebeldía; Juan, quien abandonó su casa y se fue a vivir a una abandonada, por no querer los estudios militares que su familia le exige, que en adelante se transforma en el centro de reunión de los adolescentes donde los veremos conocer el amor, los celos, el peligro, pero también lo más importante como la amistad, el paso del tiempo y la nostalgia de adolescente. A ellos les buscamos los adultos.

Michel Noher (Pablo) y los ecuatorianos Stefano Bajak (Andrés) y Daniela Roepke (Carolina) en su reencuentro l5 años más tarde el pasado dispara los traumas del futuro: El reencuentro y las búsquedas de respuestas.

Dice Hoeneisen que “La clave es que los actores que interpretan a un mismo personaje coincidan en su manera de relacionarse con el mundo. La sutil transición entre una época y otra fue un trabajo que combina el montaje, el sonido y el retoque de imagen. Proceso que estuvo a cargo de Javier Andrade en la edición y Esteban Brauer en el diseño de sonido”

Según la directora: “filmamos en 35mm por la textura y calidad de imagen, con un rodaje de cinco semanas en la ciudad de Quito, donde Alicia Vásquez y Fernando Soto encontraron las locaciones para conseguir casa de gente mayor que estaban llenas de objetos de época.”

Las actuaciones, sobre todo de los adolescentes, están logradas y al espectador lo convence de que la amistad es real, lo mismo que los personajes en la actualidad, en tanto que los actores de apoyo cumplen su rol a la perfección.

Interesante película latinoamericana, que no debe dejar de verse `prque permite apreciar el crecimiento del cine ecuatoriano.