Océanos

Crítica de Josefina Sartora - Otros Cines

Una experiencia hipnótica

Tras la apertura con impactantes imágenes del oleaje marino, este peculiar documental lanza una pregunta: ¿Qué es el océano? Se equivoca el espectador si espera que este film responda al interrogante. En cambio, tendrá poco más de 90 minutos de extraordinarias imágenes acuáticas y de infinidad de especies animales que habitan los mares. Información, ninguna.

Nunca se menciona un solo nombre de los peces y pájaros bellamente fotografiados, ni se informa cuál es el océano que se está mostrando, ni cuando se pasa sin advertirlo, de uno a otro; tan sólo a la hora de los créditos sabremos que este film de presupuesto varias veces millonario fue realizado en los mares de todos los continentes. Mucho menos espere el público conocer algo sobre corrientes marinas, ni sobre las mareas, o incluso tener alguna muestra de la riquísima flora marítima.

No es éste un documental de información, sino que se ha optado por ofrecer una hermosa exhibición visual, acompañada de una sobresaturada banda musical, con el agregado de algunos efectos sonoros, que nada tienen que ver con el silencio del fondo del mar, tan impresionante, tan único. Imágenes que muestran las variadas especies, mostradas de modo que llegan a producir un efecto hipnótico, en tomas que juegan hábilmente con formas, tamaños y colores de las distintas especies ictícolas.

Ocasionalmente, una voz irrumpe entre la música, la mayoría de las veces para decir lo obvio, lo visible, como cuando informa que en el mar se producen carreras y competencias, mientras un hábil y ágil montaje imprime velocidad a impactantes tomas de una cacería de peces por parte de las aves desde el aire y de peces mayores desde la profundidad, o se advierte sobre el peligro de la contaminación, mientras se muestra una corriente de plásticos no degradables y un gran pez nada alrededor de un carro de supermercado, anclado en el fondo marino. También se habla de encuentros armoniosos, durante un bello plano en que hombre y tiburón nada juntos a la par, acompasadamente.

Es curioso: tanto los afiches de promoción de la película como la gacetilla de prensa abundan en información de la cual el film carece, y no apelan a su mayor valor: la extraordinaria fotografía. Se utilizó un arsenal de equipos técnicos sofisticados para lograr impresionantes tomas de los barcos sacudidos por un feroz océano en medio de la tormenta, o de las masacres de animales que llevan a cabo los pescadores, o las más plácidas, que muestran los desplazamientos de las diversas especies en los distintos mares del mundo, sin ninguna relación orgánica entre sí, pero de una belleza única.

De todas maneras, se trata de un film valioso, que merecía tener un guión. Y verlo en momentos en que se está produciendo la mayor catástrofe de contaminación marina causada por el hombre, agrega un plus a la experiencia cinematográfica.