Obsesión

Crítica de Santiago Sturba - Sin Intervalos

Llega a los cines "Obsesión", el nuevo Thriller del creador de Peaky Blinders que viene con muchas ganas de volarnos la cabeza.

La historia transcurre en Plymouth, una pequeña y remota isla de pocos habitantes. Allí nos encontramos con Baker Dill (Matthew McConaughey), el dueño de un pequeño barco pesquero, quién tiene una enfermiza obsesión por atrapar a un determinado pez al cual persigue hace años. Obligado por sus dificultades económicas, debe dejar de lado su actividad comercial para llevar a pescar a los pocos turistas que llegan a Plymouth. Es haciendo esto como se reencuentra con un antiguo amor, Karen Zariakas (Anne Hathaway). La femme fatale no da muchas vueltas, y rápido nos enteramos que viene a pedirle ayuda para asesinar a su actual marido (Jason Clarke), un magnate alcohólico y golpeador, que abusa constantemente de ella y su hijo.

El gran dúo protagónico de la película nos tenía muy emocionados, lamentablemente, si bien no llegó a decepcionar, nos dejó un poco insatisfechos. La actuación de McConaughey es (como de costumbre) impecable, su personaje atraviesa en poco tiempo situaciones emocionalmente extremas y todas resultan verosímiles. Sin embargo, la complejidad de la trama deja poco espacio para el desarrollo individual del personaje, por lo que este puede llegar a sentirse chato, o cliché.

La tarea de Anne Hathaway es igual o más destacable que la de su coprotagonista, pero cae aún más en el problema de la falta de profundización ,se pretende que como audiencia empaticemos con ella constantemente, pero resulta para nosotros poco más que una extraña. Al final de la película, nos damos cuenta que poco nos deja además de algunos llantos bien logrados.

La particularidad que tiene el film es que encuentra en la trama tanto su punto más fuerte como su talón de Aquiles. Nos venden una historia complicada, llena de vueltas raras, que de alguna manera funcionan para mantenernos en el borde del asiento durante los primeros tres cuartos de película. Con todo lo bueno que esto tiene, es tremendo el bajón que nos agarra al final, cuando empezamos a conseguir las respuestas a los interrogantes. Estas no son malas, pero son entregadas al espectador de formas demasiado simples dado el nivel de complejidad que la trama prometía. Durante un poco más de una hora somos desafiados a intentar descubrir lo que está pasando, hasta que en algún momento se cansan y nos tiran todas las revelaciones juntas en la cara como si no fuera nada.

A grandes rasgos, la película es entretenida y no se hace en ningún momento pesada. No será una obra maestra ni mucho menos, pero está más que aceptable para pasar un buen rato en el cine un sábado a la noche.

Por Santiago Sturba