Obsesión

Crítica de Anabella Longhi - La Prensa

Con un primer plano del ojo de un niño, la cámara se sumerge en la inmensidad del mar. Así comienza "Obsesión", el thriller protagonizado por Matthew McConaughey y Anne Hathaway, quienes ya habían trabajado juntos en "Interstellar".
A simple vista, la película parece ser un neo-noir: Karen (Hathaway) es un monigote de femme fatale que va en busca de su ex marido, Baker Dill (McConaughey), un ex combatiente de Irak que ahora se gana la vida llevando a los turistas en excursiones de pesca en su barco bautizado "Serenity".
Cuando finalmente lo encuentra viviendo en Plymouth, una isla tropical, le ruega a Dill que se "encargue" de su actual pareja (Jason Clarke), un mafioso que maltrata tanto a ella como a Patrick, el hijo que tuvo con Dill. El plan que elucubra Karen consiste en que él lo lleve a pescar, en una de las excursiones que ofrece, lo emborrache y lo arroje a los tiburones. A cambio, ella le pagará una buena suma de dinero.

VARIAS PISTAS
Dill, ese macho alfa alcohólico y ensimismado, que está obsesionado por atrapar un mítico atún de aleta azul que continuamente elude su alcance, se niega a llevar a cabo el macabro propósito de su ex mujer, pero cuando empieza a tener visiones más fuertes que lo conectan con su hijo, cambia de parecer.
La película de Steven Knight, el guionista de "Promesas del Este" y creador de la serie "Peaky Blinders", siembra diferentes pistas durante toda la narración, y aunque el plot twist es inminente en el tercer acto, el resultado final no llega a buen puerto.
Si bien el giro que propone la historia es audaz y tiene que ver con la personalidad retraída de Patrick, no logra ser del todo convincente y los artilugios que utiliza el filme para llegar al punto cúlmine se perciben en exceso. Una película cuyo final explica, en parte, lo estereotipados que están sus protagonistas.