Oblivion: El tiempo del olvido

Crítica de Luis María Fittipaldi - RosarioCine

La Reconstrucción (espacial)

La ciencia ficción ya a esta altura en el cine es como el género de la comedia, casi no quedan recursos nuevos por explotar, ergo se hace complejo buscar aristas atractivas o sorprendentes para enganchar al público. Y si por un lado se sabe como aquí diseñar un paisaje infinitamente desolador, extraño, casi real, cosa que ayuda y mucho a que una propuesta sea al menos bien presentada, pero con eso solo no alcanza.
La historia que ofrece el director Joseph Kosinski muestra una especie de guerrero solitario del cosmos -La tierra ha sido hecha pelota y quedan solo vestigios ruinosos-, que patrulla para tratar de salvar los pocos recursos que quedan para sobrevivir y además combatir a unos alienígenas denominados "carroñeros", a su vez él tipo lleva una vida tranquila, apacible junto a una mujer que oficia de ayudante, conviviendo en una suerte de satélite.Pero hay sueños, casi premoniciones, y una visita inesperada de otra mujer, y allí la supuesta monotonía se trastocará. El guión pegará un volantazo y la trama planteará situaciones que no dejan de ser atractivas para el público.
Hay que decir que a la inmensidad fría e infinita del paisaje, se la puede casi ver copiada del más puro western, aquello del hombre frente a lo gigantesco del panorama, unos escenarios futuristas que están maravillosamente logrados -el alto costo de este filme- pero si hablamos de "refritos y concomitancias" para el lado de la CF, la peli se relaciona con títulos casi olvidados como "La amenaza de Andrómeda" (1971, Robert Wise), "Naves Misteriosas" (1972, Douglas Trumbull) y algunas más actuales que de citarlas uno podría adivinar algo de su resultado, y esa no es jamás la intención de comentar una película de nuestra parte. Odiamos los "Spoilers".
Las actuaciones son correctas , Cruise está ajustado a su rol protagónico, hace bien los deberes acompañado por Morgan Freeman, casi como un si "refrito" de él mismo, y dos bellezas bastantes distintas entre sí: la rusa Olga Kurylenko -tiene mucho de Catherine Zeta-Jones- y la británica Andrea Riseborough.
Todo lo que compete a esta producción en diseño, arte, fotografía, música, edición, sonido, es de primer nivel, hablamos de calidad relevante, pero hay algo del guión en su historia que no termina de cuajar, cosas o bien ya remanidas y utilizadas en tantas pelis o recursos timoratos de cierre de filme.