Oblivion: El tiempo del olvido

Crítica de Juan Carlos Di Lullo - La Gaceta

Los trucos de la memoria

Los filmes de ciencia ficción suelen decantarse (a grandes rasgos) en dos grandes grupos: los que sólo pretenden mostrar aventuras y acción por un lado, y por el otro, los que intentan trazar parábolas para esbozar teorías más o menos complicadas sobre la naturaleza humana o sobre nuestro destino como especie. El problema principal de esta producción es que navega sin rumbo fijo entre ambas alternativas, con el riesgo fuerte de decepcionar en igual grado a los fanáticos de una o de la otra vertiente. Lo que el director pretende asegurar es la popularidad de su filme: para eso cuenta con la calidad de estrella de Tom Cruise, con el carisma innegable de Morgan Freeman, y con lo que sin dudas es el aspecto fundamental de la propuesta: el aspecto visual. Todo lo que se ha puesto en la pantalla resulta atrayente o espectacular: desde la nave que pilotea Cruise, pasando por los paisajes post apocalípticos de la zona cercana a Nueva York, hasta el cuartel-refugio en el que viven los protagonistas o las cavernas que sirven de guarida a los "carroñeros" están estudiados hasta el mínimo detalle y realizados con enorme talento. Los rubros técnicos (fotografía, encuadre, edición) son sobresalientes y la música (algo obvia y grandilocuente de a ratos) contribuye a crear una atmósfera acorde con el relato.

El problema está en la exposición de la trama y en la narración, excesivamente complejas. El director pretende abordar casi todos los temas que suelen dar pie a los argumentos de los filmes del género y abusa de los saltos en la línea del relato, por lo que no logra evitar la confusión del espectador. Es cierto que en este tipo de películas no hay que cuestionar demasiado lo que se presenta en la pantalla, pero es tarea del director seducir al público para que acepte sin reparos lo que propone el relato.

Debe destacarse que el filme entretiene desde el principio hasta el final de sus más de dos horas de extensión, fundamentalmente gracias a los aspectos formales de la propuesta, pero no está respaldado por una estructura dramática sólida, como la que puede proporcionar una novela (recuérdese la excelente "Blade runner", entre muchas otras que podrían servir como ejemplo). El espectador debe tener en claro que la película no está en la línea de Solaris (la de Tarkovsky, en 1972) o de la fundacional "2001, odisea del espacio" y tampoco en la de "La guerra de las Galaxias" o "Viaje a las estrellas", aunque en algunos tramos recuerde a estas (y a muchas otras) películas del género. Pero si la idea es pasar un par de horas de genuino entretenimiento con contenidos de alta calidad visual, este es el programa adecuado.