Oblivion: El tiempo del olvido

Crítica de Héctor Hochman - El rincón del cinéfilo

Nada nuevo bajo el sol. Este filme precedido de una impresionante campaña publicitaria, que incluyó la visita de Tom Cruise como representante más importante en función de promoción, deja bastante que desear.
En primer lugar, debe ser encuadrado dentro del género de la ciencia ficción, y en este sentido cumple con todos los requisitos, seria deshonesto decir lo contrario; en segundo lugar, posee una muy buena premisa de instalación de la verosimilitud del relato y una mejor presentación de los personajes; en tercer lugar, la buena actuación de Tom Cruise, quien en el rol protagónico mantiene cierto interés sobre lo observado.
El problema radica en que esa verosimilitud tan bien instalada se va a pique sobre el segundo punto de quiebre del relato (el conocido Plot Point), ya que lo único que logra es romperlo desde lo temporal, pues hay algo de los tiempos establecidos que no cierra.
Otro tema es que, si bien no es del orden de lo desestimable, hay en esta producción claras referencias a otras tantas películas, no sólo relativas al género, sino que dentro de la historia que intenta contarnos, el discurso inclusive.
El punto es del orden del desorden y la acumulación de acciones que van construyendo la narración, no sólo por lo ya visto, sino por lo repetitivo dentro de sí misma, lo que torna al producto como previsible por ende, a partir de la extensión del mismo, aburrido
La historia ubicada temporalmente en el año 2077, en un planeta tierra desvastado por una guerra contra una civilización alienígena, que tuvo lugar 60 años antes, que dejo al planeta inhabitable para la raza humana, incluida la destrucción de la luna.
En sí el relato se centra en Jack (Tom Cruise), capitán de una nave espacial que tiene la tarea de continuar vigilando al planeta desde una plataforma espacial en la que vive con Vicky (Andrea Riseborough), una partenaire que mientras él sobrevuela el espacio en su nave reparando los artefactos que los ayudan a conseguir los elementos necesarios para la supervivencia de todos, ella comanda la acción desde la plataforma, al tiempo que ambos son vigilados por el gobierno instalado en otra plataforma gigantesca llamada Titán, donde residen los humanos sobrevivientes.
Ambos funcionan como una pareja, fría, distante, casi instintiva, mecanizada, y ambos sufren de amnesia o tienen recuerdos demasiados similares, sólo que Jack sueña un sueño de manera recurrente, con el que abre la historia. En ese sueño se transporta a un tiempo pasado donde todo fue mejor, en una Tierra donde la vida era posible, y en ese sueño se ve, y ve a una mujer, siempre la misma, que tiene acciones de calidez y cariño para con él.
Jack se preserva para si pequeños secretos dentro de sus recorridos diarios, donde hay terrenos que él conoce pero cuya existencia Vicky ignora. Lugares realmente paradisíacos que algún día se los tendrá que mostrar, cuando el peligro de los alienígenas haya desparecido totalmente.
Todo cambia cuando aterriza una nave espacial con sobrevivientes humanos, no es una nave enviada por el gobierno y esto cambiara la perspectiva del bueno de Jack.
De estructura, en términos narrativos, muy clásica, con una muy buena banda sonora, sobre todo en la función de creación de climas, pero que falla en un guión que se dispersa por infinidad de subtramas, personajes que se agregan sin demasiada convicción, revolucionarios (sólo para poder ver a Morgan Freeman en acción, un maestro), algunos hasta juegan de posible antagonista del héroe, pero dura demasiado poco temporalmente, y no hacen progresar en nada al relato, y para reinstalar el verosímil perdido recurre al elemento tan en boga de nuestro tiempo, los clones.
También, y gracias a la pericia del director, no se hace confusa, presenta mezcla de géneros, como escenas de acción, de drama romántico, aventuras, ideas sin desarrollar demasiado, menos cerrarlas y finalmente algunas, sobretodo la trama principal, sin justificar que termina por dar por tierra, valga la redundancia, con el resto sobreviviente del verosímil.
Cuenta en su haber imágenes subyugantes, muy bien filmadas, desde las más funestas de un mundo post apocalíptico, hasta las más bellas de la posible recuperación del mismo, muy pastorales.
Pero con eso no alcanza.