Oblivion: El tiempo del olvido

Crítica de Alejandro Franco - Arlequin

Oblivion es refrescante ciencia ficción de la buena. Sí, está Tom Cruise (que será un tipo medio loco y detestable en la vida real, pero sin dudas es un intérprete que elige con mucha inteligencia sus papeles y siempre es garantía de buen cine) y hay algunas balaceras, pero aquí la historia es mucho más densa de lo que el trailer aparenta. Esta es sci fi pensante y, por Dios, se trata de un buen ejemplar, aunque hay que admitir que tiene su cuota de problemas. El resultado final es muy satisfactorio, aún cuando los detallistas intentarán engolosinarse con las inconsistencias del relato.

En sí, Oblivion es un relato esencialmente dickiano. Hablamos de la memoria, de confusión de identidades, de realidades alteradas, de sueños que no son tales sino que son recuerdos. Oh, sí, Phillip K. Dick se deleitaría con la mayoría de las vicisitudes del libreto, el cual está firmado por Joseph Kosinski, el mismo que dirigió Tron Legacy. Hay un fuerte sabor a sci fi setentosa en todo el asunto, filmes en donde el clima lo era todo y había que madurarlo a fuego lento. Y acá las cosas se toman su tiempo para comenzar a despegar.

En sí, la primera parte es simple de entender. Tom Cruise vive con Andrea Riseborough (¿no había otra actriz más linda para el papel?) en un domo ubicado en lo alto de una montaña, sobre la superficie de una Tierra devastada por una antiquísima guerra ocurrida entre humanos y alienígenas. Tomás sale todas las mañanas a ver si algún robot de vigilancia se rompió, y Andrea lo guía desde su central. Ellos están en servicio, el cual está a punto de expirar en dos semanas; después de eso, abordarán la misión colonizadora a Titán, en donde la humanidad espera asentar sus reales y comenzar a reconstruir su historia desde cero. Las cosas se salen de control cuando una cápsula espacial aterriza en la zona que vigilan, tras lo cual Cruise va a investigar y descubre que su cargamento es un montón de seres humanos en estado de hibernación. Para colmo, uno de ellos es una chica con la cual Tom sueña todas las noches desde hace años. Los drones acuden al mismo tiempo al lugar y, en vez de proteger a los humanos, los confunden con enemigos y terminan masacrándolos. La bella sobreviviente - Olga Kurylenko, la ex chica Bond de Quantum of Solace - es rescatada por Tom, quien se la lleva para su base ante la fea mirada de su compañera / concubina, quien cree que las curvas de la refugiada le han calentado las hormonas a Tomasito o, bien, que el flaco planea hacer algún tipo de trifecta no muy santa. Pero Tom está atormentado por los recuerdos, porque sabe que hay un vínculo con la chica pero no logra descifrarlo. ¿Acaso la caja negra de la cápsula en donde venía la Kurylenko podrá aportar algún dato revelador sobre el nexo que los une?.

Oblivion se toma su tiempo para llegar al nudo de la historia. La idea es tridimensionalizar los personajes, en especial el de Tom Cruise, el cual es un amante de la vida sana y natural - ha encontrado un pequeño fragmento de tierra impoluta cerca de un lago y ha montado su propio refugio, en donde cultiva plantas y escucha viejos discos de vinilo -, y quien comienza a cuestionarse la necesidad de abandonar todo ese pequeño paraíso para ir a colonizar un territorio desolado en la otra punta del sistema solar. La macana que el enfoque no resulta todo lo efectivo que debiera, especialmente cuando empiezan las revelaciones acerca de la relación que hay entre el protagonista y la Kurylenko. Quizás el problema pase por los flashbacks, los cuales fallan en establecer un vinculo sentimental entre el espectador y la pareja, posiblemente porque son repetitivos y les falta profundidad - Kosinski no es Peter Jackson o Quentin Tarantino, iluminados capaces de armar guiones que ilustren de manera emocional (y de cuerpo entero) a un personaje en apenas dos o tres frases -. Y cuando Morgan Freeman hace acto de presencia - comenzando a anudar los cabos sueltos que tiene Cruise, y presentándole una perspectiva radicalmente diferente del mundo que lo rodea -, el filme empieza a tropezar. (alerta: fuertes spoilers) Quizás el punto sea que, para el espectador entrenado, uno olfatea al toque de qué peliculas Oblivion ha tomado ideas prestadas para elaborar el segundo y tercer acto, las cuales van desde El Planeta de los Simios - "la verdad está en la zona prohibida" - hasta Moon y Día de la Independencia (de la cual hacia una copia flagrante de secuencias enteras), eso sin contar ciertas inconsistencias de lógica. ¿Acaso la persona es el ser de carne y hueso, el alma que lo contiene, o el conjunto de recuerdos que define su personalidad?. Oblivion no profundiza demasiado en el tema, y quizás trata el punto de manera demasiado expeditiva, cosa de darle un cierre rápido y relativamente optimista a todo el asunto. Por otra parte uno se hace preguntas obvias - ¿todo el plan de Morgan Freeman se reducía a provocar el encuentro entre Cruise y la Kurylenko?; ¿es por eso que recuperaron la sonda?¿qué pasa con el resto de patrullas que pulula en el resto del planeta? ¿después de 60 años de distancia ocurren todas estas coincidencias? -. Incluso la explicación final sobre las características del ejército invasor - conformado por un montón de caras conocidas (intento ser criptico lo más que puedo para no arruinar las sorpresas; después de todo... ¿qué hace usted leyendo estas líneas? ¿no leyó la advertencia en rojo de que había spoilers?). - deja su cuota de preguntas en el tintero. Porque, después de la invasión, ... ¿volvieron a poner a todos los especímenes dentro de un frasco y los archivaron? (fin spoilers)

Aún con su narración algo lenta y su cuota de inconsistencias Oblivion se deja ver. Abunda en ideas, y tiene un enfoque fresco. Es cierto que al final empieza a tomar cosas prestadas de otros filmes, pero sigue siendo inteligente y mantiene su conducta, incluso arriesgándose a tomar un par de decisiones valientes a la hora del cierre. Lo que sí, sólo resulta recomendable a aquellos que tienen paciencia y piden un producto más cerebral que de costumbre. Porque, si bien no cataloga como gran ciencia ficción, al menos es sólida y prefiere las ideas a los efectos especiales.