Oblivion: El tiempo del olvido

Crítica de Agustín Neifert - La Nueva Provincia

Buena idea sustentada en los efectos visuales

El origen de esta historieta futurista fue una novela gráfica que el propio director Joseph Kosinski comenzó a escribir en 2005 para la editorial Radical Comics, cuando se mudó a Los Angeles.
Curiosamente, la novela nunca se publicó. Fue adquirida por la factoría Disney, pero no la filmó y el proyecto lo asumieron los estudios Universal.
La historia se desarrolla en el año 1077, después que una guerra atómica que destruyó el planeta Tierra. Ganamos la guerra, afirma el protagonista, pero al precio de la devastación y contaminación. Eso ocurrió en 2017 por causa de una invasión de alienígenas.
El protagonista es el comandante Jack Harper (Cruise), uno de los pocos sobrevivientes, cuya misión es vigilar la Tierra y combatir a los aliens y enemigos conocidos como "carroñeros".
Harper vive en una estación espacial, donde dispone de todas las comodidades, se moviliza con un aparato similar a un helicóptero, pero ultra veloz; responde a las órdenes de Sally, quien dirige las operaciones desde la Misión, una suerte de "gran hermano" estacionado en una de las lunas del planeta Saturno; y cuenta con el eficaz apoyo de naves robots denominadas "drones".
El brioso Harper es asistido por la joven y bella Victoria, alias Vika (Riseborough), quien también es su amante. Ella se ocupa de las comunicaciones y de protegerlo en sus riesgosos regresos a la Tierra para la eventual reparación de los drones dañados por los enemigos.
Esta primera parte de la película, la más agradable de ver, dura 45 minutos. En ese momento el relato sufre un quiebre. Eso ocurre cuando Harper descubre a una muchacha de nombre Julia (Kurylenko), cuyo apellido se conocerá hacia el final de la película.
Julia se mantuvo en una estado de invernación durante sesenta años (se habla de "sueño delta") y a Harper le trae recuerdos de su vida anterior a la guerra nuclear.
Luego Harper también se topa, en la Tierra, con integrantes de un grupo insurgente, fuertemente armado, liderado por Malcolm Beech (Freeman). La evolución de la historia se sostiene sobre la interacción del protagonista con esos personajes.
En ese trajín, Harper --quien también oficia de narrador en off-- se interroga una y otra vez sobre su verdadera identidad, siempre obsesionado por recuerdos que no sabe de dónde provienen y tampoco alcanza a encasillar. Inclusive se podría hablar de un sujeto de doble personalidad.
La película fue rodada en gran parte en fantásticos escenarios naturales de Islandia, fotografiada por el chileno Claudio Miranda (el mismo de Una aventura extraordinaria ), quien realiza un excelente trabajo. Pero el principal sustento son los efectos visuales digitalizados.
El filme incluye todos los tópicos del cine de ciencia ficción y demuestra que la condición humana no se modifica a pesar de eventuales cataclismos. El director también reconoció influencias de 2001, odisea del espacio , de Stanley Kubrick; y Avatar, de James Cameron.
Aunque es evidente que también vampirizó ideas de la obra de Philip K. Dick, como viene ocurriendo desde que su novela ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? le sirvió a Ridley Scott para realizar la inolvidable Blade Runner.
Como es habitual en esta clase de filmes, las actuaciones pasan a segundo plano, aunque se puede decir que tanto Cruise como Freeman cumplen bien su cometido, cada uno con su perfil.
Además, como sostenía Dick, el verdadero protagonista de una relato futurista es una idea y no un personaje. Aquí hay varias ideas y el convocado a descubrirlas es el espectador.