Objetos

Crítica de Mariano Casas Di Nardo. - La Prensa

Las coproducciones en el cine tienen una cuestión a resolver y son los acentos de los protagonistas. Parece mentira que en plena globalización, donde la fusión de culturas y nacionalidades está a la orden del día, tengamos que escuchar a un actor forzando su lenguaje. Si Maluma con su spanglish hace colaboraciones con todos los artistas del mundo y es un éxito, por qué tenemos que oír a Daniel Aráoz -en pleno clímax del filme, con un arma en la mano y sin saber quién va a morir- decir 'apártate' en su cordobés ibérico. Para los españoles debe ser un insulto a la lengua madre y para nosotros, motivo de risa. En ese preciso momento, presenciamos uno de los tantos alejamientos de la historia.­

'Objetos' tiene otro conflicto de raíz, la lucha entre el registro cinematográfico del protagonista, Alvaro Morte ('La casa de papel'), quien maneja el suspenso con todos los músculos de la cara y agudiza esa vibra con el tono que le imprima a su voz, con la estética publicitaria y televisiva de Eugenia 'China' Suárez, la coprotagonista. Ya en su pose y en su gestualidad se nota la escuela de Cris Morena, que no está mal pero en cine, sobre todo en el español, de tamiz tan lúgubre, hace ruido y desconcentra. Y cuando las escenas comienzan con ella, llegan los otros momentos donde nos distanciamos de todo y no sabemos si estamos frente a un videoclip, una entrevista en la que se niega hablar de Rusherking o alguna de sus colaboraciones especiales en televisión.­

Sin embargo, cuando nos obligamos a seguir el hilo conductor, 'Objetos' se vuelve un relato interesante. Un hombre, del cual sabemos poco y nada, que trabaja en un gran almacén de objetos perdidos en Madrid, al cual la gente acude en busca de algo que extravió, sea una bicicleta o una billetera. Y como quien no tiene vida, o la misma le pasa por el costado por alguna pena que desconocemos, Mario (Morte) comienza a investigar el origen del objeto que más le llama la atención. Una valija que estuvo meses en el fondo del mar con ropa de bebé y un cadáver, es el inicio de su faceta detectivesca, que de la noche a la mañana lo convierte en un Agente 007. Claro, se topa con la bella Sara (Suárez) y todo empieza a tomar otro interés.­

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INESPERADO­

Al guion se le podría cuestionar que cae en el prejuicio típico de que la trata de personas, en este caso de bebés, tiene su sede en la Argentina, regenteada por el inefable Ochoa (Aráoz). Pero no cambia una ecuación que da un número certero. Algunos guiños nos sacan una sonrisa, como la participación de Selva Alemán, los paisajes del norte jujeño y personajes logrados como la policía que secunda a Mario (Verónica Echegui). La dirección es eficaz en su tensión, en sus puntos de giro y, sobre todo en el final, para engañarnos pensando una cosa cuando lo que termina sucediendo es lo que debía suceder.­

Un filme entretenido, inesperado en algunos puntos, típico en otros; pero con personajes con los que empatizamos desde el minuto uno y nos hacen más llevadero todo lo que no está bien de un thriller de género.­