Nunca me abandones

Crítica de Migue Fernández - Cinescondite

Basada en la novela homónima de Kazuo Ishiguro, narra la historia de Ruth, Kathy y Tommy, quienes siendo niños pasaron sus días en un internado sin ningún contacto con el exterior, y ahora como adultos descubren que la fuerza del amor que sienten entre ellos y los mantiene unidos será puesta a prueba.

Never let me go remite en parte al utópico poblado creado por M. Night Shyamalan en The Village (La Aldea). Si bien en aquella no había tecnología, existía un férreo control sobre las voluntades de los niños basada en un código de convivencia y en historias ficticias sobre los peligros de abandonar al grupo. La historia no obstante tiene una vuelta de tuerca, una tutora que no soporta ese régimen estructurado les explica a los jóvenes que su destino ya está arreglado, su existencia responde a una única función que es la de ser donantes vivos en el futuro. Idealmente, la diferencia del planteo de la película de Mark Romanek con el cine de ciencia ficción es que la donación de órganos no funciona como un fin en sí misma, sino como circunstancia para desarrollar una historia de amor entre los jóvenes protagonistas.

Se trata entonces de un filme de crecimiento en el marco de un contexto futurista, en el que se establece un triángulo amoroso presente desde la infancia. En el nivel de las actuaciones Carey Mulligan y Andrew Garfield, ambos revelaciones en el último par de años por sus trabajos en An Education y The Social Network respectivamente, llevan adelante muy buenas interpretaciones como la pareja que no pudo ser. En tanto, la más reconocida y experimentada del trío, Keira Knightley, se presenta como el personaje menos atractivo y entonces menos logrado. Sucede que las constantes idas y vueltas del papel, fluctuando entre mejor amiga, tercera en discordia o villana de turno, parece demasiado para una sola actriz que siendo primera figura solamente se limita a acompañar a los otros dos.

El problema que se le encuentra a la película reside en la gran cantidad de conflictos que se abren al mismo tiempo, cada uno con la intención de ser más importante que el anterior. Si bien hay un rumbo definido desde el primer momento que es la relación entre los jóvenes, la película no cierra del todo sus opciones e incluye entonces, por ejemplo, la búsqueda de los sujetos originales algo que prueba ser totalmente accesorio y superfluo dado que no se lo retoma ni se le da una resolución. La vía para tratar este y demás conflictos, como las ganas de vivir de los protagonistas o el planteo ético de la clonación, es incluir prolongados pasos de tiempo que, si bien permiten retomar a los protagonistas a través de los años, restan fuerza a una historia que estaba bien desarrollada.

Más allá de que se trate de una buena película, el planteo ambicioso de la historia no termina de cerrar su cometido. El objetivo era realizar en primera instancia un drama dentro de la ciencia ficción, sin embargo la clonación y donación de órganos acaban por imponerse, dejando de ser un contexto para acabar mezclando la figura con el fondo.