Nunca me abandones

Crítica de Mauro Jacobo - Cinélico

Encantadora depresión

Never Let Me Go o Nunca Me Abandones es la historia basada en el famoso bestseller de Kazuo Ishiguro que lleva el mismo nombre, y es también el 2do trabajo como director de largometrajes del ya conocido Mark Romanek, que en 2002 nos entregó la cinta "Retratos de una Obsesión", protagonizada por Robin Williams en el rol de un depresivo técnico de laboratorio fotográfico que se obsesiona con una familia y sus problemas.
En esta ocasión, el director nos presenta una historia Dramática de Ciencia Ficción, que narra la vida de 3 niños internados en la escuela de Hailsham, donde son criados para ser donantes vivos de órganos. El nudo se establece a partir del momento en que les informan para que han sido creados, lo que acelera los sentimientos en los 3 niños que se verán involucrados en un triángulo sentimental.
Protagonizan la película los actores más de moda en Hollywood, Carey Mulligan en el papel de Kathy H., Keira Knightley como Ruth, y para completar el triángulo amoroso, el ascendente Andrew Gardfield como Tommy.
Debo decir que la cinta me produjo sensaciones encontradas... Para ir de lo más vanal a lo más profundo, quiero empezar por resaltar el manejo de fotografía que hace Romanek, que demuestra la pericia y la visión de un verdadero genio, como se puede apreciar en videoclips de grandes artistas como Madonna, Lenny Kravitz, David Bowie y Coldplay. En el film es prácticamente imposible no sentirse afectado por el escenario triste, pero a la vez enternecedor que propone.
Pasando a la cuestión interpretativa, los 3 actores realizan un muy buen trabajo, serio y convincente, por lo que le recomiendo a los que gustaron del triángulo de "Crepúsculo", que vean como lo hacen los que realmente saben de actuación.
Bien, ahora viene el problema que tuve... la película por momentos me producía reacciones de empatía, identificación y reflexión, a la vez que me producía bostezos, depresión y aburrimiento... una combinación verdaderamente rara, ya que pasaba de momentos eufóricos a pegarme unos bostezos que me tragaba la pantalla. Creo que el inconveniente se plantea en que no todos los libros pueden llevarse al cine, si bien debo reconocer que el esfuerzo de Romanek es más que respetable. La capacidad de imaginar todas las cuestiones en un libro da mucha más libertad que las imágenes y personajes que nos ofrece la pantalla, por lo que yo no puedo separar que Ruth es Keira Knightley, o que los flacos que están al lado mío están bostezando a coro. Ese creo es el problema que ha hecho fracasar a la cinta en varias pantallas del mundo, junto al tipo de historia que cuenta que es justamente más para un libro.
Yo la recomiendo a los espectadores sensibles y gustosos del arte.