Nunca me abandones

Crítica de Andrea Migliani - Puesta en escena

Con la novela de Kazuo Ishiguro, que legó notables obras a la literatura y el cine, recordemos “Lo que queda del día”, el film dirigido por Mark Romanek consigue aciertos varios donde otros fallan: mezclar el melodrama y la ciencia ficción y que esto no sea agua y aceite.

Tommy, interpretado por el impecable Andrew Garfield, Kathy en una notable actuación de Carey Mulligan y Ruth en la piel de Keira Knightley, quien se ve opacada por las notables actuaciones de los otros integrantes del trío, crecen en un internado inglés que depara un futuro nada esperanzador para sus habitantes. Todos gozan de perfecta salud y esto que parece anecdótico tendrá una razón de ser y un correlato dramático.

En un lugar amena y apacible como es el internado Hailsham, los tres crecen sin saber que no sólo los amores suponen pérdidas, traiciones y sufrimiento mientras que cuando se encuentren lejos el dolor no tardará en llegar.

¿Estos seres son reales? ¿Han sido creados como todos los mortales? Y si se pueden gobernar sus existencias y latidos ¿sus sentimientos están sujetos a las mismas reglas?.

El logro de Romanek reside en poder usar las dosis de ciencia ficción y drama sin hacer pié definitivo en ninguna. Total la desolación no tarda en llegar ni en este mundo ni en el del futuro. Cuando el amor o la amistad de humanos o clones es vulnerada, la respuesta es la misma. ¿o acaso un clon no es idéntico a usted o a mí?

Fantástica fotografía, música que acompaña la narración maravillosamente y una sensación de tristeza que no impide decir que Nunca me abandones es una película para ser vista con ojos y corazón bien abierto.