Nueva York sin salida

Crítica de Gaspar Zimerman - Clarín

Que nadie vaya a buscar en Nueva York sin salida originalidad, riesgo o innovación. Al contrario: la película no se aparta jamás de los carriles convencionales de los policiales de acción. Pero juega sus cartas marcadas de tal manera que consigue su objetivo: mantenernos pendientes de la historia durante una hora y cuarenta.

Por un lado, tenemos a un policía de alma: Andre Davis (Chadwick Boseman, famoso desde su protagónico en Pantera Negra), que heredó la vocación de su padre, un agente asesinado en servicio. Este detective de Nueva York es incorruptible y justo, pero no duda en tirar a matar si las circunstancias lo requieren. Un duro que forma una extraña pareja con la agente que le asignan (la olvidada Sienna Miller).

Enfrente hay otra pareja dispareja, pero de delincuentes profesionales. Un inescrupuloso e irresponsable asesino a sangre fría que acostumbra salir a robar junto a un cómplice cerebral y sensible. Tienen el dato de que en cierto restorán de Manhattan hay guardados unos cuantos kilos de cocaína y van por ese botín. Pero algo sale mal y terminan con media policía de la ciudad encima.

La cacería humana se desarrolla durante una noche en una isla de la que no hay escapatoria terrestre: el detective Davis consigue que durante un par de horas sean clausurados los 17 puentes y los cuatro túneles que unen Manhattan con el continente.

El ritmo de la película es frenético, pero sin abusar de persecuciones automovilísticas, tiroteos o explosiones. La acción está sabiamente intercalada con el detalle de las decisiones que toman los asaltantes y las deducciones que va haciendo Davis para seguirles la pista.

Claro que nada se aleja demasiado de los parámetros de los manuales de guion hollywoodenses, por lo cual los giros sorpresivos no lo son tanto (más bien lo contrario). Pero quien busque un rato de distracción, puede sumergirse en Nueva York sin salidacon confianza.