Nuestros hijos

Crítica de Cristina Aizpeolea - La Voz del Interior

El filme italiano “Nuestros hijos” pone a dos matrimonios frente a un dilema existencial. Está inspirado en el bestseller “La cena”, la novela del holandés Herman Koch.

¿Hasta dónde un padre, una madre, están dispuestos a llegar para evitar que un hijo adolescente caiga en problemas serios con la ley? Frente a la dolorosa comprobación de que los chicos incurrieron en un delito deleznable y violento, ¿se impone asumir las consecuencias con la verdad como baluarte o tratar de que entiendan la lección zafando de los efectos más desagradables? ¿Es el futuro de los jóvenes el que está amenazado, o la costosa felicidad de los adultos?

Por ese andarivel de dilemas morales y existenciales navega la película italiana Nuestros hijos, el filme de Ivano de Matteo que es una de las novedades de la cartelera pero que data de 2014 y recibió premios en Venecia y Alemania.

La película es una versión (muy) libre del bestseller La Cena, de Herman Koch, la novela de 2009 que desnudaba la doble moral de la burguesía holandesa al ritmo de un menú de tres tiempos en un distinguido restaurant.

En el filme, situado en Roma, la cena funciona apenas como una referencia más de para mostrar los mundos irreconciliables de dos hermanos adultos, uno abogado penalista (Alessandro Gassman) y el otro cirujano pediátrico (Luigi Lo Cascio), no obstante lo cual todos los meses, desde hace 10 años, insisten en reunirse con sus esposas en un elegante bistró.
Por sus profesiones, los dos se codean con los efectos de una sociedad violenta, pero nunca la imaginaron a cargo de sus hijos. Cuando estalle el conflicto, cada uno hará lo que pueda con tanta conmoción y allí estará la cámara para atestiguar el terremoto.

Giovanna Mezzogiorno (soberbia como la madre de Michele), y Barbora Bobulová (la madrastra de Benny) completan el cuarteto de adultos que pelea la situación límite con un manojo de principios al borde del abismo.