Nuestro video prohibido

Crítica de Santiago García - Tiempo Argentino

Un brusco cambio de rutina

Esta comedia sexual es una de las pocas entregas del género que se acerca a un público adulto planteando un conflicto acorde a los tiempos que corren. Y con sorpresas extra.

Las comedias románticas suelen terminar históricamente con el matrimonio o la conformación de la pareja. Esa solía ser siempre la escena final de estas películas, ya sea con un beso romántico o en el altar, o ambas cosas. Eso es lo que se conoce como el "final feliz". Pero claro, casi nadie contaba lo que pasaba después. La screwball comedy –la variable más divertida y menos sentimental del género– podía incluir el rematrimonio como eje central de la trama. En estas comedias, la pareja ya empezaba casada pero debía recuperar algo que se había perdido en el camino. En Nuestro video prohibido (Sex Tape, 2014) la pareja protagónica se encuentra en una crisis. Jay (Jason Segel) y Annie (Cameron Diaz) tenían una intensa vida sexual durante todo su noviazgo y el comienzo de su matrimonio, pero con los hijos y la rutina la llama se fue apagando gradualmente. Con la esperanza de recuperar ese fuego perdido, deciden grabar un video sexual. Todo marcha bien, hasta que por error, Jay deja el video en la nube, compartiéndolo con todos los contactos a los que él le ha dado un iPad. La pareja no sabe cuántos de esos contactos han visto el video o lo han compartido, por lo que deberán salir a buscar uno por uno y cada iPad para borrar el archivo. La aventura comienza con la disparatada búsqueda y la diversión se combina con los chistes y el suspenso. Esa mezcla hace que la película sea muy graciosa, más entretenida que el promedio de este género. El gran dilema de las comedias de pareja actuales es quedar atrapadas en una fórmula sin poder aportar nada nuevo. Nuestro video prohibido tiene los ingredientes modernos de la comedia romántica, el sexo presentado de forma más frontal, drogas y humor políticamente incorrecto. Las situaciones no se repiten, las escenas sorprenden y en el medio de todo esto avanza la historia de pareja de los protagonistas. En un cine abocado principalmente al público adolescente, Nuestro video prohibido es una de las pocas películas que se acerca a un público más adulto. Y aunque esto no dice nada por sí solo de la calidad de la película, al menos consigue diferenciarse de la mayoría. El talento de Segel y Diaz para la comedia es indiscutible, son ellos los que le dan un toque extra a esta cinta para que funcione. Algunas sorpresas extras hacen aun más divertida la experiencia.