Nuestras mujeres

Crítica de Juan Manuel Álvarez Branda - Revista Spoiler

"Nuestra mujeres" es una comedia francesa estrenada en abril de 2015 en su país, pero que recién se hoy en Argentina. Fue dirigida por Richard Berry, que a su vez, interpreta a Max, uno de los protagonistas de la película. Tras el éxito teatral dirigido por Eric Assous en 2013, Berry decidió adaptarla para el cine, intentando mantener la mística del escenario. Esto es claramente visible: la entrada y salida de los personajes a cuadro, la espacialidad y la palabra como elementos fundamentales hablan de un formato escénico preexistente.

Paul (Daniel Auteuil), Max (Richard Berry) y Simon (Thierry Lhermitte), viven en Paris y mantienen una fiel e inquebrantable amistad desde hace 35 años: se juntan a jugar a las cartas regularmente y vacacionan juntos, siempre que pueden, sin que sus esposas Karine (Mireille Perrier), Magali (Pascale Louange) y Estelle (Pauline Lefèvre), respectivamente, las molesten. Sin embargo, en uno de los semanales encuentros de los muchachos, Simon llega muy tarde y en shock, confesándoles a sus amigos que ha matado a su esposa, Estelle. Este hecho desata una crisis intra e interpersonal en el trío, pues la fidelidad, la ética, la moral y el respeto mutuo son cuestionados a lo largo de todo el film, que sucede casi todo en una misma habitación: es como si los tres personajes estuvieran detenidos, estáticos, tras el incidente.

Ahora bien, hay un tema que es ineludible: la violencia de género. Ante un movimiento feminista fuerte a nivel global (y actualmente, en Argentina más aún), no se puede evitar analizar la película desde esa persepectiva. "Nuestras mujeres" ("Nos femmes", en su país original) ya de por sí habla del sexo femenino a un nivel posesivo por parte de los hombres. Los protagonistas del film no se plantean esto en casi ningún momento, lo cual delata la postura neutral del director frente al feminismo. Y hoy por hoy, no tomar partido en este tópico, es apoyar al opresor. Por momentos, hasta la violencia hacia la mujer parece naturalizada, con personajes que incluso intentan justificar el asesinato. Es una pena, pues deja en segundo plano, lamentablemente, el análisis puro del film.

Como película, es aceptable. Bajo una estructura clásica de comedia, la trama parece fluir bien a través de personajes muy bien interpretados y construidos -salvo el de Simon, que su única función en el film es detonar el conflicto, pues su personaje no tiene desarrollo en toda la película-. La palabra, además, es casi un personaje más (hasta incluso, más protagonista que Simon). Se debaten temas interesantes y comunes a todos los seres humanos como la ética y la moral, pero sobre todo, la fidelidad: ante una situación extrema, Paul y Max discuten el límite entre apoyar a un amigo y ser cómplice de un delito. La tensión además permite algunos extensos y acalorados monólogos que son sobriamente ejecutados por los personajes de Auteuil y Berry.

Es prudente separar la postura política del film de su contenido, y allí el espectador decidirá qué prioriza. Sin embargo, es inevitable que la violencia de género como tema sea tenido en cuenta para el análisis de la película, pues es moneda corriente en los tópicos más importantes hoy en día, y una postura neutral no hace más que retroceder la búsqueda por la igualdad de género.

¿La yapa? Fernando Masllorens y Federico González del Pino adaptaron la versión de Eric Assous al teatro argentino: Guillermo Francella, Arturo Puig y Jorge Marrale protagonizan la obra dirigida por Javier Daulte, y actualmente está en la cartelera del Metropolitan Citi.