Notti magiche

Crítica de Gretel Suarez - Visión del cine

Una comedia negra, del guionista y director italiano Paolo Virzì, que recorre la época dorada del cine italiano ofreciendo críticas a la industria, desde adentro, con una exquisita mirada dantesca.
En su secuencia de apertura, un grupo de italianos está reunido a orillas del río Tíber, frente al televisor, pendientes y expectantes para con el partido que se disputa entre Argentina e Italia durante el Mundial ‘90. Mientras se efectúan los penales, un vehículo cae, sorpresivamente, desde el puente al agua, en el mismo momento en que Italia erra el penal quedándose fuera de las semifinales. Semejante desazón deja a los ciudadanos en jaque y parecen no prestarle atención al siniestro ocurrido a sus espaldas.

La persona fallecida, que iba supuestamente manejando el auto, era un reconocido productor de cine. La policía encuentra entre sus pertenencias una polaroid en la que posa con su novia y tres jóvenes. Estos serán citados en la dependencia, por haber sido los últimos que lo vieron con vida, y para poder descubrir qué pasó verdaderamente con Leandro Saponaro (Giancarlo Giannini). Es acá donde el film se convierte en un enorme flashback, alejándose del cine negro y adentrándose en una comedia delirante, ácida e intelectual, donde los sospechosos Antonino (Mauro Lamantia), Luciano (Giovanni Toscano) y Eugenia (Irene Vetere) comienzan a relatar sus disparatadas andanzas dentro de la industria del cine como aspirantes a guionistas.

En base a que estos tres actores encarnan a finalistas de un concurso de guion en la ciudad de Roma, el director nos ofrece un pase libre hacia las entrañas crudas del negocio del cine pero sin perder jamás el romanticismo que lo caracteriza, pues la juventud de sus protagonistas no está allí por azar. Los frescos guionistas encarnan la esperanza de reconstruir el cine de culto que añoran los italianos y la muerte del productor viene a representar el desvanecimiento del mismo.

Con una estética trabajada siempre al borde del exceso, fiel a la italianizada gesticulación, brusca pero fresca, la trama inicial apunta a sumergir a los espectadores en la resolución de un misterioso fallecimiento. Pero aunque las pistas e indicios aparezcan entre los diálogos del flashback, estas se pierden por completo en relación a la cantidad de guiños al cine italiano que irán construyendo las nuevas subtramas, llevándonos muy lejos del punto de partida, dado que iremos transitando por caminos de anécdotas entre los personajes donde las referencias estarán a la orden del día, una tras otra, sin respiro, haciendo alusión a grandes directores como Bertolucci, Pasolini, Visconti y Fellini, entre otros; visitando bares emblemáticos, siendo parte de reuniones y charlas, roscas, negociados, búsquedas de financiamientos, fiestas, sets, drogas, lujos, desgracias, avivadas, momentos incómodos, abusos; reviviendo títulos de películas y encuadres clásicos e incluso tendremos “presentes” a actores como Marcello Mastroianni y Vittorio Gassman junto a grandes actrices como la Loren y Ornella Mutti (quien realiza una participación en una de las escenas del comienzo del film). Todo ello sumado a los propios conflictos, por fuera del cine, que deberán enfrentar los jóvenes protagonistas en cada una de sus vidas.

El protagonista con más peso en la trama es el autor. Este habla a través de sus personajes, como “aconsejando” a los futuros guionistas y/o directores, y hace autocriticas sin necesidad de esconderse. En el final, Virzì desliza con sapiencia un mensaje directo a los autores, en el que habla sobre el eslabón más importante de la industria del cine: les espectadores.

Es loable destacar la labor realizada con el guion que consigue que el público logre una empatía por la historia, más allá de saber o no sobre cine de culto, reconfirmando que este es un guionista que sí piensa en sus espectadores al escribir. Y aunque muchos no querrán verla por miedo a quedarse fuera de las referencias, les aseguro que si se animan quizás se lleven la agradable sorpresa de descubrir varios guiños a films clásicos italianos que habrán disfrutado y mucho, pues en esta película les espectadores no “siamo fuori”.

¿Y el mundial ´90? Bien, gracias. En Notti magiche lo importante son las referencias a los grandes cineastas italianos y sus reflexiones sobre el cine de autor y las nuevas miradas.