Noticias de la familia Mars

Crítica de Jessica Johanna - Visión del cine

La nueva película de Dominik Moll, Noticias de la familia Mars, es una extraña comedia de humor negro sobre un hombre de familia recién divorciado.
François Damiens es Philippe, un hombre recientemente divorciado con un trabajo rutinario en informática. Su monótona existencia comienza de a poco a evaporarse. Porque al poco tiempo de modificarse su estado civil, en el trabajo lo cambian de puesto y le asignan como compañero a un excéntrico programador, Jerome (Vincent Macaigne). Mientras tanto, en su casa, sus hijos apenas lo escuchan y su ex mujer desaparece constantemente a causa de su trabajo como reportera, dejándolo al cuidado de los chicos.

Un día, Jerome estalla en medio de una crisis neurótica y sin querer le arroja un hacha que le termina cortando una oreja. A partir de ese momento los sucesos seguirán tornándose cada vez más raros e impredecibles, especialmente cuando su agresor termina instalándose en su casa.

La imposibilidad de Philippe de decir “no”, sumada a la relación que el huésped tendrá con sus hijos -aquella que él mismo ansía pero no logra conseguir- los lleva a vivir juntos más tiempo del que esperaban.

Una de las formas que encuentra su protagonista de sobrellevar estas situaciones es a por medio de conversaciones que tiene con sus padres fallecidos a través de los sueños. El realismo mágico, con Philippe viéndose a sí mismo como un astronauta, se introduce a cuentagotas.

En esa casa todo se convierte en caos. No obstante, al principio, los problemas no parecen ser tan graves: más que nada basados en el orden y la limpieza o en un hijo que quiere ser vegetariano, hasta que Jerome decide invitar a una joven de la cual cree estar enamorado, alguien que tiene una situación mental parecida a la suya.

Todo esto de a poco va creciendo hasta llegar a situaciones extremas que los ponen en peligro. La vida de Philippe se siente desbordada y espera llegar a un punto límite, algo necesario, quizás para poder replantearse ciertas prioridades. Algo va a tener que estallar.