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Crítica de Ariel Abosch - El rincón del cinéfilo

Comedia sencilla, ingeniosa, cálida y divertida

Algunas personas tienen la capacidad innata de poder resolver problemas propios y ajenos sin inconvenientes. Saben nadar en las aguas turbulentas que presenta día a día la vida, salen a flote, y se sienten cómodos en ese lugar. Pero hay otras que no saben cómo hacer, ni están preparadas u orientadas y tienen que improvisar, como es el caso de Philippe (François Damiens), quien después de trabajar en la oficina, pensaba pasar una noche tranquila, solo, en la madrugada de su cumpleaños, cuando imprevistamente su ex mujer, una movilera de un noticiero, le deja en custodia a sus dos hijos adolescentes, porque tiene que ir a cubrir una nota distabte y se va a ausentar durante varios días.
Su hija Sarah (Jeanne Guittet) es una autoexigente estudiante que no acepta a su padre como es y lo tilda de fracasado. Su hijo Grégoire (Tom Rivoire) es un chico de 12 años, vegetariano fundamentalista y, a pesar de su cota edad, ya tiene problemas con las mujeres y se lo traslada a su padre.
Para colmo de males al protagonista en el trabajo le hacen vigilar a un empleado, Jérôme (Vincent Macaigne), que, aunque haga bien su actividad, es demasiado díscolo y disperso, hasta que sufre una gran crisis y termina internado en un psiquiátrico.
Los inconvenientes que sufre Philippe se suceden sin descanso, la mala racha se acrecienta, con sus hijos, con Jérôme que se escapa del manicomio, con un vecino, con la novia de su compañero de trabajo, y
sigue la lista.
Articular todos esos conflictos, que resulten entretenidos, eficaces y con ritmo, es mérito del director Dominik Moll, que en esta comedia expone una amplia paleta de situaciones absurdas, rayanas a lo ridículo e inverosímiles, que padece el padre de familia y con una infinita paciencia intenta tener todo bajo control, mientras fantasea en sus sueños con ser un astronauta.
Es una película bien contada, con muchas escenas graciosas, donde cada personaje cumple un papel bien marcado y preponderante para que fluya la historia y nos identifiquemos claramente con el pobre y desesperado Philippe, quien está abrumado por los problemas e intentará resolverlos como pueda.