Noticias de la familia Mars

Crítica de Aníbal Perotti - Cinemarama

Noticias de la familia Mars marca el gran retorno de Dominik Moll a los cines argentinos luego del notable thriller Harry, un amigo que te quiere bien. Las dos películas tienen el mismo principio narrativo tomado de Teorema, de Pasolini: una familia es repentinamente sacudida por la intrusión de un misterioso hombre que revela sus frustraciones y propone una forma de renacimiento. La locura del extraño que pone en evidencia el malestar de la sociedad contemporánea toma en esta ocasión la forma de una comedia disparatada, exuberante y poco convencional cuya frescura irreverente se impone con la aparición de lo insólito en el corazón de la normalidad.

Philippe Mars es un ingeniero de sistemas divorciado con una vida profesional aburrida y repetitiva, que vive con su gato y dos hijos adolescentes recién aterrizados. El hombre es soporífero, medido y temeroso. Sus días transcurren en ambientes deprimentes, desde un departamento demasiado estándar hasta una oficina iluminada como una carnicería. La monotonía de la vida cotidiana es una fuente inagotable para la comedia. La película se construye de a poco: cada nuevo elemento desacomoda a Philippe de su rutina. Su hija le da lecciones, su hijo se convierte en un vegetariano militante, su hermana pinta el retrato de sus padres muertos desnudos e hipersexuados. El viaje delirante se completa con el tempestuoso Jerome, el gran elemento perturbador: un verdadero huracán cómico que genera caos por donde pasa y pone al planeta Mars fuera de control.

Dominik Moll se atreve con una comedia absurda, existencial y festiva en la que conviven la fantasía onírica y ciertas imágenes poéticas. La película comienza con un sueño en el que Philippe, vestido como astronauta, flota a kilómetros de su departamento. La imagen será recurrente: un hombre fuera de su propia vida tratando de volver. Estas secuencias fantásticas dinamitan la continuidad realista y potencian, en el mismo movimiento, una atmósfera de creciente confusión. La parte final de la película es la más libre y conmovedora. En un mundo paralelo de inspiración lyncheana, en el que los padres difuntos del protagonista le dan consejos y esbozan una sonrisa extrañamente congelada, Philippe abandona su reserva y comienza a actuar para vengarse de su propia vida.