Nosotras sin mamá

Crítica de Pablo E. Arahuete - CineFreaks

Vender o no vender

El encierro, tanto el físico como el mental prevalece en el microcosmos de esta ópera prima de la realizadora María Eugenia Sueiro, conocedora del universo femenino y del cine en su rol de directora de arte junto a directores prestigiosos como Lucrecia Martel, Albertina Carri, Sabrina Farji, Alejandro Agresti, Walter Salles y Daniel Burman, entre otros.

Nosotras sin mamá parte de la premisa del reencuentro de tres hermanas tras la reciente pérdida de su madre en la casa de familia para decidir si la venden o la conservan. Así, Amanda, Teresa y Ema, encarnadas por Vanesa Weinberg, Eugenia Guerty y Nora Zinsk, intercambian recuerdos y reproches con un denominador común: la imposibilidad de irse de esa casa porque el afuera es una amenaza latente.

Esa amenaza que se va construyendo con meticulosidad a partir del uso dramático del fuera de campo en complemento con la acumulación de elementos y detalles cobra sentido en la inercia de las tres mujeres al punto de desencadenar los conflictos y marcar las diferencias de personalidades que se verán acentuadas a lo largo de los 70 minutos en que transcurre el relato, con sutiles apuntes humorísticos que se entrelazan con los momentos de dolor.

La puesta en escena planificada al detalle por Sueiro reconoce por un lado el espacio en su carácter opresivo y muestra con planos cerrados o fragmentos la casa, sus rincones, habitaciones, en un interesante intento por reflejar la convivencia de los recuerdos agradables de infancia con los otros que arrastran y convocan fantasmas y la omnipresencia de una madre autoritaria y castradora.

La falta de movimiento o grandes desplazamientos de cámara en el espacio encorseta -por decirlo de alguna manera- a la trama en un registro cuasi teatral que sumado al tratamiento de la imagen en blanco y negro decanta cierta melancolía en la que un cúmulo de situaciones cotidianas despliegan el abanico de sentimientos, celos, rivalidades, pasadas de factura, frustraciones, vanidades entre las tres hermanas, quienes tienen dentro de esa dinámica roles bien diferenciados: la pragmática, la frágil y la necesitada económica.

No obstante, por momentos la propuesta se diluye al atravesar el umbral entre la anécdota y la historia dando la sensación que podría haberse tratado de un buen proyecto para un mediometraje o cortometraje más que terminar extraviándose en los confines traicioneros del largometraje, a pesar de que no dure la media de 90 minutos convencional.