Norman: El hombre que lo conseguía todo

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

Coinciden en cartelera dos films norteamericanos cuyos personajes principales son tan queribles como reprobables (y eso por causas opuestas), y cuyos largos títulos originales anuncian el drama que va a pasar. Uno, basado en libros de historia. Otro, en una fábula judía.

Peter Landesman, el de la dolorosa "Parkland", sobre el caso Kennedy, cuenta en "El informante" el mayor episodio en la vida de Mark Felt, sucesor de J. E. Hoover justo cuando pasó lo de Watergate y Nixon quiso controlar al FBI, que es, y debe ser, un organismo independiente de cualquier gobierno. Buenísima, la escena inicial donde Felt y los alcahuetes de Nixon se sondean mutuamente en un tono de contenida amenaza. Muy indicada para interesados en aquella época, y en la historia de las instituciones, la obra es clara e informativa, aunque algo plana. Brilla Liam Neeson como un hombre de una sola pieza llevado a contrariar las reglas en beneficio de su país, junto a Diane Lane como la sufrida esposa.

Por su parte Joseph Cedar, el de la incisiva "Pie de página", pinta en "Norman" la vida de un elegante buscavidas "con contactos", chispeante, bien informado y triunfador, o más bien medio cargoso, mitómano y fracasado. La suerte le sonríe cuando menos se espera, aunque también puede ser una "suerte para la desgracia". Comedia singular, llena de sentencias y moralejas, pintura de la comunidad judía neoyorkina con una intriga política, una punta dramática y una pizca de tristeza, luce además una de las mejores actuaciones de Richard Gere en plena madurez, y en un papel distinto de los habituales.