Norman: El hombre que lo conseguía todo

Crítica de Catalina Dlugi - El portal de Catalina

Uno de los trabajos mejores y conmovedores de Richard Gere. Según el guión y la dirección de Joseph Cedar, el es un hombrecito de Nueva York, un “vendehúmos”, un señor que alardea de sus contactos, de saber quien es quien el mundo de la bolsa, del poder, de la sinagoga. Es el que genera una cadena de favores y espera lograr lo imposible, mintiendo, engañando, prometiendo. Pero también es humano, entrañable, profundamente solo y muchas veces un fracasado. Su suerte cambia cuando conoce a un joven político israelí, posible futuro primer ministro y el decide regalarle un carísimo par de zapatos, en el límite de la corrupción. Después, cuando llega a primer ministro, Norman será reconocido, pero también se enfrentará al fracaso, en una vuelta de tuerca rara del guión. Lo que vale es la mirada crítica, inteligente, del realizador para con su personaje y para los manejos alrededor del poder, los legales y los que pisan el filo de la ilegalidad. Pero el hombrecito del titulo parece sobrevolar moralmente las situaciones y se queda con el afecto del espectador y el aplauso por la composición que logra un entrañable Richard Gere.