¡Nop!

Crítica de María Paula Rios - Admit One

Animales Salvajes (y cósmicos).

Somos apenas un pequeño destello en la inmensidad del universo. Un universo que contiene miles de formas de vida, entre ellas la humana. Una especie que puede ser más peligrosa que cualquier otra. Y Jordan Peele nos lo recuerda en su nueva película, Nop. Una verdadera fiesta visual que alterna entre el humor, la crítica social (por supuesto), el suspenso, la ciencia ficción y el surrealismo.

El realizador sale de su zona de confort para hacer algo distinto, aunque su forma de narrar tenga una estructura reconocida. La primera escena, es escalofriante. Y evoca al terror propiamente dicho. En un set de filmación de una comedia televisiva, vemos como unos de sus protagonistas, un simio, enloquece y ataca ferozmente a sus partners humanos.

De allí pasamos a un rancho en California, en donde OJ Haywood (Daniel Kaluuya) y su padre, adiestran caballos para producciones cinematográficas. Mientras entrenan a los nobles animales, comienzan a caer objetos de cielo, y uno de ellos mata al patriarca (literal). A partir de este extraño suceso, OJ y su hermana Esmerald (Keke Palmer), caen en cuenta de que un fenómeno inexplicable ocurre en sus tierras. Inexplicable y sumamente peligroso.

Además de nuestros protagonistas, aparecerán otros personajes para dar forma a este relato que cabalga a merced de varios géneros. Está presente el humor absurdo; hay climas de suspenso; lo sobrenatural y la ciencia ficción; la aventura y el western. Peele tiene resto para amalgamar todo esto y salir airoso. Un imaginario de universos tan temerarios (el rancho, el parque temático, un set de filmación), como fascinantes.

Lo cotidiano y lo fantástico aquí se fusionan con su suma naturalidad, así como todas las tramas que se presentan, aunque por momentos no lo parezca, terminan cobrando sentido a medida que avanza el film. Una vez más Peele demuestra que es diferente a la hora de realizar cine de género. Que asume riesgos y busca un espectador activo, al punto de someterlo a situaciones límites. Que es tan (o más) salvaje que los animales de su nueva película.