Nomadland

Crítica de Pablo E. Arahuete - CineFreaks

No da ma.

Hay dos cosas que son seguras: las películas que ganan el Oscar no son necesariamente interesantes desde lo cinematográfico y en segundo lugar que Nomadland será olvidada con mayor velocidad que otras películas acreedoras de la estatuilla dorada de cuatro kilos y pico, que quita el sueño a cualquier productor que se precie.

Dicho esto, el opus de la directora china Chloé Zhao en primer lugar es un tanto idealista en materia de su retrato de la marginalidad de la América profunda y su mirada idealista, revestida con dosis de humanismo y un positivismo edulcorado, hace que el resultado de esta road movie -protagonizada por la soberbia Frances Mc Dormand- pase desapercibida ante una primera mirada para camuflarse en el preciosismo estético a la hora de crear visualmente una escena, y abusar del trampolín emocional que implica ese sube y baja del drama y la comedia en pequeñas dosis.

Sobre la estética documental de la propuesta, se percibe un estilo ya visto en sus anteriores películas Songs My Brothers Taught Me (2015) y The Rider (2017), además la inclusión de no actores que se mezclan con actores profesionales deja plasmada esa distancia con la ficción, pero no alcanza a dotar a la trama con el realismo que implica un abordaje que hace eje en un grupo de desclasados frente al avance del capitalismo que se lleva puesto el empleo, la vivienda, y lo que es más grave aún la dignidad de sentirse útil y productivo por elección y no por obligación.

En ese sentido, la idea reivindicatoria de un estilo de vida apañado en esa libertad no esclavizante del trabajo es por lo menos falaz porque no parte de una elección, sino de una consecuencia que apela a la creatividad para resolver conflictos mucho más complejos e individuales.

Hechas estas observaciones basta decir que seguramente el gran público no le haga caso a McDormand (sobrevalorado Oscar por su actuación) y espere la aventura de la sala oscura y la pantalla extra large porque en streaming todo es posible, y mejor en tiempos de viajes virtuales y no al aire libre.