Nomadland

Crítica de Milena Orlando - Sin Intervalos

Nominada en seis categorías de los premios Oscar, y habiendo ganado numerosas premiaciones más, “Nomadland” llega para mostrarnos un costado no muy conocido de la sociedad estadounidense. Chloé Zhao no necesita grandilocuencias para contarnos lo que quiere decir, y en este proyecto lo deja bastante claro.

Ser nómade en la era moderna no tiene nada de convencional, pero lo que Fern (Frances McDormand) descubre, es que en este viaje nunca estará sola. “Nomadland” trae a la pantalla grande conceptos y realidades propias de una sociedad trabajadora de clase media que ha optado por pasar su vida en una van, vivir de trabajos estacionales y tener encuentros pasajeros con otras personas de la comunidad. Lo efímero de cada momento -y de la vida- es lo que los mueve a seguir adelante en busca de nuevas experiencias en la ruta.

Normalmente estamos acostumbrados a que las historias del cine mainstream se desarrollen y giren en torno a grandes ciudades, o que por lo menos el conflicto se construya a partir de la inclusión de alguna de ellas en la trama. Es decir, los lugares muchas veces cumplen un rol muy influyente, tanto en el personaje como en las circunstancias. Uno de los mensajes que desde mi lugar puedo reflexionar que nos deja el film, tiene que ver con el peso -o no- que le damos a estos mismos. En Nomadland, por el contrario, podemos observar como el valor real de los sitios se encuentra en las personas que lo transitan, y no por la concepción del lugar en sí. Un desierto puede tener mucho para brindarnos, siempre que una persona con ideas, historias y presente se encuentre allí.

El ritmo del film nos invita a poner el ojo en la contemplación del presente, de la riqueza de cada palabra, mirada y sonrisa. La historia no juega a sorprendernos con giros, conflictos extravagantes o villanos temibles, porque todos esos elementos se encuentran dentro de nuestra protagonista, quien padece la vida misma. La película se encarga de acompañar al personaje mientras atraviesa un proceso de cambios constante, en el que cada día es diferente al anterior y no queda otra opción que la evolución individual permanente.

La interpretación de Frances McDormand le aporta la naturalidad perfecta y se alinea con el resto de los personajes de manera muy sutil, teniendo en cuenta que muchos de ellos no forman parte de la industria como actores, sino que fueron llamados por pertenecer a la cultura nómada. Es por eso que en mi opinión, el trabajo de dirección de Chloe merece un gran reconocimiento por su capacidad de dirigir en un proyecto de ficción a un grupo tan diverso de personas de forma impecable.

En cuanto a los aspectos técnicos, la fotografía cumple un papel muy importante en el film y es gracias a ella que podemos sumergirnos en una experiencia visual espontánea y natural, mediante la cual podemos llegar a percibir la atmósfera genuina de cada ambiente.
En mi opinión, “Nomadland” dice mucho más de lo que muestra y es por eso que se convierte en una gran oportunidad para el espectador de no solo verla, sino de utilizarla como puntapié hacia una reflexión y un diálogo interno que no muchas veces estamos invitados a hacer por parte de la totalidad de los proyectos cinematográficos actuales.

Por Milena Orlando