Nomadland

Crítica de Damián Diderich - Geeky Revista

Un profundo viaje en caravana

Frances McDormand y Chloé Zhao encabezan esta preciosista película sobre una mujer que lo perdió todo, pero que en su escape encuentra mucho más.
Hace cosa de una década atrás gran parte del cine tradicional criticaba a las producciones independientes, a su estilo y forma de contar las historias. Sin embargo hoy en día vemos como las grandes producciones del mundo toman elementos de este universo y muchas de estas películas de menor presupuesto terminan colándose entre las mejores de cada año, incluso entre las premiaciones que alguna vez les cerraron las puertas. Caso es el de Nomadland, la película independiente de Chloé Zhao que nos cuenta la sencilla y a la vez profunda historia de su protagonista, proponiéndonos un viaje de sentimientos que claramente vale la pena transitar.

Crítica Nomadland review

Nomadland nos permite conocer a Fern (Frances McDormand), una mujer que, tras el colapso económico de la ciudad en la que vivía en Nevada, perdió su casa, su marido y tomó su camioneta para escapar sin un rumbo fijo. Así Fern se convierte en una nómada, viajando de ciudad en ciudad tomando trabajos temporales para poder cargar un poco más de combustible y así seguir hasta el próximo punto. En el trayecto la veterana mujer va haciendo cada vez más confortable su ahora casa motorizada, mientras conoce a personas de todos los tipos y colores, tomando lo que cada una le da y dándose cuenta que hay vida después de la tragedia.

Resulta realmente complejo escribir una crítica sobre películas como Nomadland, películas que realmente trascienden la concepción clásica del cine, los detalles técnicos que uno pueda observar, los guiones o las direcciones. Y no es que esté mal en estos aspectos, de hecho todo lo contrario, pero es del tipo de producciones que pasan tanto por lo sentimental y por la belleza de contemplar situaciones, que me parece hasta injusto tener que centrarme, por momentos, en otros elementos que no sean pura y exclusivamente los que se dedican a tocar nuestro corazón.

Más que una película, la obra dirigida por Chloé Zhao (The Rider) es un viaje, una invitación a acompañar a su protagonista a través de su escape. Es un permiso para conocer a personas quebradas en proceso de reconstrucción, una puerta de entrada a un espiral de sentimientos que nos llevan de acá para allá, de principio a fin. Por momentos queremos estar en esos bellos parajes rurales de los Estados Unidos, fumando un cigarrillo y tomando un café en esas frascas mañanas, pero por otros no nos queremos ni imaginar lo que debe sentirse lo que sienten los diferentes personajes que se van cruzando en el camino.

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La camioneta de Fern acaba casi por ser el único hilo conductor de esta travesía, porque no importa si hay un nudo y un desenlace como tal, sino que importa mejor cuál es el camino que nos conduce hacia él. Como pasa con películas como Three Billborads Outside Ebbing, Missouri -recordando una de las obras más recientes de McDormand-, el foco principal está en lo micro y no en lo macro, está en los detalles que hacen del relato una historia totalmente verosímil y con la que resulta imposible no empatizar. Nomadland toca las fibras del corazón con sutileza, sin ser obvia y sin buscar el golpe bajo, sino simplemente sumergiéndonos de a poco en lo que cuenta y permitiéndonos ser parte de este mundo de nómadas que, de vez en cuando, goza de la compañía a través de viajes en caravana.

El guion está perfecto, la dirección también, pero es una película para ver más allá de todo lo técnico que pueda sobresalir. Eso sí, la fotografía es preciosa y eso es algo que sí debemos destacar en una película que se mantiene en silencio durante largos ratos para simplemente permitirnos ser testigos de lo que pasa frente a la cámara. Claro que este motor de reloj suizo no funcionaría de la misma forma si Frances McDormand no estuviese a la cabeza, con una soberbia actuación potenciada por un gran reparto, todos actuando de forma tan natural que hasta nos invitan a pensar si por momentos se trata de una documental de estas personas que viven su vida sobre ruedas. El detalle final, la frutilla sobre el postre, la composición musical de Ludovico Einaudi.

Si quieren una conclusión simple, para mi, Nomadland es la mejor película de 2020. Son de esas obras que trascienden cualquier detalle técnico o elemento que se deba comprender dentro de una crítica; es en realidad un viaje de sentimientos que nos va llevando de la mano de su protagonista, interpretada por la extraordinaria Frances McDormand, permitiéndonos conocer su vida y la de quienes han sobrevivido a sus tragedias moviéndose sin parar. Sobran las palabras para producciones como estas, es mejor dejar cualquier distracción de lado, sentarse a mirarla, meterse en su universo y disfrutarla hasta el final.