Noé

Crítica de Marcelo Artal - La letra indómita

Epopeya atípica

Tuve mis dudas cuando Darren Aronofsky surgió como el encargado de llevar este proyecto a la pantalla grande, porque no es el tipo de director que hace una película épica por encargo, sino todo lo contrario; es un cineasta sensiblemente comprometido con el estilo y el mensaje de sus filmes.

Mi escepticismo duró poco, quizás los 15 o 20 minutos que me llevó darme cuenta de que, llamativamente en esta industria, a Darren los productores no han podido modificarle el gusto. Noah no es una película épica comercial, sino otra pieza oscura y siniestra de un director que no se cansa de explorar la naturaleza humana con una profundidad inaudita. ¿Qué mejor que el antiguo testamento como fuente de inspiración?

La huella del director está intacta, tanto en lo técnico como en lo narrativo. La edición es, por sobre todas las cosas, lo que sin dudas define a un filme de Aranofsky visualmente; esas secuencias de imágenes rápidas y superpuestas de alto impacto sensorial en el espectador. Hay, entre todas ellas, una secuencia de la creación del universo que sinceramente lo deja a uno con la boca abierta de comienzo a fin.

En cuanto a lo narrativo, Noah es una película con un mensaje violento y poco esperanzador, cuyo epicentro argumental radica en la oscura naturaleza humana. Lo escatológico, si bien está presente en todo momento, es más bien circunstancial y atmosférico. La historia se enfoca en cómo su protagonista interpreta la voluntad del creador, y no tanto en el creador en sí, lo que me ha parecido fascinante. Los diálogos de la película son sustanciosos y contundentes, como parte integral de un guion muy bien pensado.

Noah no es la epopeya bíblica que quizás los religiosos estaban esperando, sino más bien una adaptación con muchísimos grados de libertad. Es una película íntimamente comprometida con la esencia humana desde la misma creación, cuyo mensaje es tal vez sombrío, pero realista. Es una película difícil de recomendar, que seguramente con el tiempo será más valorada por el público. El arca de Noé es una historia que despierta pasiones en mesa, pero el cine de Aronofsky no es para todo el mundo. Quienes disfruten de Aronofsky y no tengan paradigmas religiosos inflexibles, van a saber apreciar Noah.