Noé

Crítica de A. Degrossi - Cine & Medios

Misión impasible

El truco es viejo. Tomar un tema sensible a algunos sectores religiosos, agitar el ambiente y esperar a que la polémica se genere, no sin ayuda de algunos medios. Lo que resta es esperar el resultado de un negocio que exige inversiones millonarias y necesita facturar para recuperarlas. No hay nada espiritual ni místico en esto, sino apenas una película de acción y aventuras que toma una parábola del Antiguo Testamento para versionarla libremente, cruzándola con traiciones, intrigas y las acciones de un villano impiadoso, necesario para imponer un conflicto bien hollywoodense, como dios manda.
Noé (Russell Crowe) tiene una misión divina, y busca cumplirla a como de lugar. A los ojos del creador la humanidad está perdida, hace falta limpiar al mundo y para ello nada mejor que el agua. Solo Noé junto a su familia, más parejas de cada especie animal que habita sobre la tierra, podrán estar en el arca que deberá construirse para su salvación cuando el diluvio arrecie.
Aronofsky se toma libertades varias, desde el vestuario hasta la creación de personajes ajenos a la parábola, para crear su visión de Noé y su épica aventura. Acorde a los tiempos que vivimos el relato es redundante y tiene su punto máximo casi en el final cuando uno de los personajes explica, muy didácticamente, lo que tan claramente se había mostrado antes.
Oscura, densa, violenta y -sobre todo- extensa, es esta película que tiene unos pocos destellos de ese director atrevido que solía ser Darren Aronofsky.