Noche de perros

Crítica de Lisandro Liberatto - Alta Peli

Una inofensiva comedia sobre la amistad con la noche porteña como telón fondo.

Después de hora

Estrenada durante el último BAFICI, la opera prima de Nacho Sesma se desarrolla con la noche porteña como un interesante trasfondo, para contarnos la aventura de dos amigos que simplemente buscaban olvidar un verdadero día de mierda. Se mueve en una Buenos Aires vacía, oscura y desconocida, y por donde desfilan una serie de personajes vistosos, criaturas de la noche que parecieran existir solo cuando se oculta el sol. Con más cosas en común con After Hours de Martin Scorsese que con otras recientes realizaciones del género como Superbad o Harold & Kumar Go to White Castle, Noche de Perros es una propuesta que ofrece suficientes razones para que los amantes de las comedias y las aventuras nocturnas le echen un vistazo.

Richard (Nicolás Goldschmidt) es un joven abogado que se sacrifica día tras día en el estudio de su padre, quien vive solo para reprocharlo. Por insistencia de su amigo Enzo (Facundo Cardosi) se acerca al garage en el que trabaja con la intención de distraerse aunque sea por un rato, para luego dedicar su noche a terminar unos importantes papeles que debe presentar al otro día. Pero Enzo tampoco tuvo una buena jornada. Acaba de pelearse con su novia y dada la situación y la baja autoestima de ambos, deciden salir a tener una buena noche de copas. Para esto se llevan un lujoso auto Mercedes-Benz del garage, que a pesar de las protestas de Ricardo Enzo promete devolver una vez que la noche termine para ellos. Por desgracia nunca iban a saber que los esperaría una noche muy larga. Cerveza y tragos de por medio, al salir del bar los amigos descubren que el auto fue robado junto con las pertenencias de Richard adentro, entre las cuales sus documentos laborales. Ahora, si quieren poder mantener sus trabajos, deberán encontrar el auto robado como sea. Para esto buscan ayuda en Matías (Fabián Carrasco), un viejo amigo que servirá como puerta de entrada al mundo de la noche, ya que por medio de oscuros contactos les asegura poder ubicar el auto desaparecido.

Noche de Perros llega para engrosar todavía más una lista que, a marcha lenta pero segura, va creciendo y agregando exponentes. Me estoy refiriendo a las comedias apuntadas al público joven, género que este año viene logrando notoriedad y una buena cantidad de espectadores, con Voley a la cabeza como principal referente. Pero Nacho Sesma nos propone algo distinto. La comedia tiene un sabor más amargo y hasta coquetea con el cine de gangsters, presentando personajes que parecen engendrados por el cóctel prohibido que componen la noche y la ciudad. La odisea de Richard y Enzo queda retratada en un historia que se mueve por todos los lugares correctos, pero sufre de su falta de astucia. Con apenas 85 minutos de duración Noche de Perros nunca llega a aburrir, pero comete quizás el mayor crimen del que se pueda acusar a una comedia: buscar hacer reír y fallar en el intento. No por falta de mérito, claro. La película crea las situaciones y las construye adecuadamente, aunque se queda sin pólvora al momento del punchline. Pero muy a pesar de esto, gracias a la dupla compuesta por Nicolás Goldschmidt y Facundo Cardosi la cinta nunca termina por caer.

Conclusión

Las aventuras nocturnas no son moneda corriente dentro del cine nacional, al igual que las comedias que apuntan al público joven. Y la combinación de ambos elementos debería hacer de Noche de Perros una película a tener en cuenta. Sin embargo, nunca termina por destacarse en ninguno de estos dos aspectos. No es una comedia que vaya a sacarnos demasiada carcajadas, pero que en algún u otro momentos puede robarnos una sonrisa. Y si bien la aventura de Richard y Enzo mantiene cierto ritmo y se cruza en el camino de personaje pintorescos, nunca logra sacar a relucir todo lo que la noche y la ciudad tienen para ofrecer.