Noche de Paz

Crítica de Isabel Croce - La Prensa

El filme del debutante Piotr Domalewski es un valioso representante de la tradición cinematográfica polaca, que tuvo en nuestro país momentos inolvidables en la época en que la distribución internacional daba a conocer un amplio espectro en que cabía el cine ruso, el polaco, el griego o el nórdico.

El drama de corte melodramático de Domalewski, egresado de la Academia de Cracovia, toma el muy actual tema de la inmigración a través de la figura de Adam, un muchacho que vuelve temporariamente a la casa familiar, luego de largo tiempo en Holanda.

El reencuentro con la familia reavivará los conflictos de toda las familias con su carga de secretos, celos, desajustes, pero también con la necesidad de enfrentarse a problemas personales que el grupo devuelve. A la necesidad de la partida para buscar un mínimo porvenir económico, pueden sumarse la debilidad de carácter, la imposibilidad de superar ciertos acostumbramientos familiares (la bebida) y la falta de educación, a veces ocasionada por los problemas económicos y la escasez de ofertas en pequeños pueblos alejados de centros poblados.

"Noche de paz", con su pequeño núcleo familiar reunido alrededor de un árbol de Navidad que tiene que ser robado a vecinos más poderosos, se muestra como un modelo de la urgencia de emigrar en distintas generaciones por necesidades económicas, con su carga de desintegración afectiva. No todos se transforman en los que "hicieron la América" para sacar a la familia que quedó lejos. También hay gente que, como Adam, usa la mentira para hacer ver que él no es uno más que vuelve sólo con una pequeña filmadora para seguirlos por toda la casa, como registrando recuerdos.

Filme amargo estupendamente interpretado y donde se revalora la figura femenina materna (Agnieszka Suchora) y la conservación de la fe como como motor de integración y conservación de una estructura familiar en destrucción.