No se lo digas a nadie

Crítica de Andrea Migliani - Puesta en escena

No se lo digas a nadie, título en español e indicio posterior en el film, se estrena este jueves en nuestro país. Que sea un policial francés tal vez alcanzaría para que los seguidores del cine galo se acerquen a las salas ya que la historia de Francia con el género ha dado innumerables e inolvidables piezas como “la Novia Llevaba negro” dirigida por François Truffaut (1968), “Del latir mi corazón se ha parado”, dirigida por Jacques Audiard (2005), Les Bonnes Femmes , llevada a cabo por Claude Chabrol , Les Diaboliques . de Henri-Georges Clouzot , (1955) por sólo nombrar a las que se volvieron de culto para los amantes del género.

La historia basada en la novela del mismo nombre de Harlan Coben, narra la historia de Alexandre, un médico pediatra a cargo de François Cluzet, cuya esposa ha muerto varios años atrás, pero para que haya thriller, debe haber un cabo suelto, un engaño y cierto estado falaz que desate la paranoia del protagonista a quién un e-mail , que da título a la película y dos cadáveres oportunamente plantados, meten en una carrera hacia la búsqueda de una verdad que sospecha le ha sido negada y al mismo tiempo lo tornan el sospechoso ideal.

Todos los seres cercanos a Alexandre parecen formar parte de un complot que será difícil de elucidar tanto para el protagonista como para el espectador ya que el film posee más vértigo y menos cálculo que lo que el cine francés acostumbra y en ese sentido es espinoso aseverar si la película es tributaria de la tradición francesa o le debe a otras tradiciones su factura de velocidad y la inserción de microhistorias de drogas, venganzas y pasiones que enmarañan la trama pero no lo suficiente como para no sentir ese vértigo al que esta especie le debe el éxito y que sus amantes disfrutan a pleno.

Los elementos de thriller están presentes en la obra de Guillaume Canet: el suspenso como mecanismo narrativo, el culpable artificial, la emoción constante de que el protagonista se encuentra en peligro, etc. Todos estos dispositivos forman parte de No se lo digas a Nadie / Ne le dis a personne y harán que los devotos del género pasen ciento treinta minutos de agitación y no salgan defraudados.