No respires

Crítica de Sergio Del Zotto - Visión del cine

Llega a los cines la cinta de suspenso, No respires del uruguayo Fede Álvarez (Evil Dead).
Una pequeña banda de ladrones formada por un loquito, un sensato y una chica, novia del primero y de la que el segundo está secretamente enamorado ingresan a las casas a las que tienen acceso por trabajar el padre de uno de ellos en la empresa de seguridad que las protege. Planean dar un golpe en una vieja casa en la que vive un veterano de la guerra de Irak, que para colmo es ciego. Aparentemente guarda allí la indemnización por la muerte de su hija, acaecida en un accidente de tránsito. Lo que en aparenta ser un trabajo fácil, se transforma en una pesadilla.

Realizada por el mismo equipo técnico y artístico que hizo posible la remake de Evil Dead (Posesión infernal) quienes entregan ahora un thriller con elementos de terror. El realizador uruguayo Fede Álvarez, ayudado por Rodo Sayagues como colaborador en el guión, se disponen a dar una lección moral a quienes planean dar el golpe de su vida y con eso retirarse, encontrándose con un juego de cajas chinas en las que las sorpresas van aumentando a medida que avanza el metraje. Los acosadores son acosados y en la “home invasión”, la casa se transforma también en un personaje más.

Alvarez explota todas las posibilidades de un guion mínimo que exprime las contingencias que presenta el espacio físico el que están encerrados (a su pesar) los personajes. Extrae de la casa hasta la última gota y es justo decir que de eso sale airoso. Un virtuoso plano secuencia y una escena a oscuras,

Inteligentemente resuelta se colocan en un lugar destacado. Pero cuando la trama da un giro de locura absoluta, la adrenalina del suspenso se desvanece y ya no hay vuelta posible al pacto de credibilidad.

Pero no hay que pedirle ni una pizca de verosímil, porque la película no lo tiene, aunque es una buena decisión del guion que la acción se ubique en Detroit, la ciudad cuna de las industria automotriz estadounidense y también en la que se desarrolla la acción de Robocop , una metrópolis en bancarrota y expulsora de habitantes, con un alto índice de delincuencia, a pesar de que no se saque demasiado partido de esa locación. La casa del veterano de Irak, objeto del robo, es la única habitada del barrio. Si pensamos que el tipo está armado hasta los dientes en una fortaleza, es ciego y no tiene vecinos, es casi impensable que necesite una empresa que monitoree su seguridad con una alarma que debe activar y desactivar cada vez que entra y sale. Sin el pacto de adhesión a arbitrariedades, No respires no sería posible.