No me las toquen

Crítica de Jessica Blady - Malditos Nerds - Vorterix

LOS CHICOS CRECEN

Chicas desaforadas, padres sobreprotectores y muchos enredos a la amaericana.
Obviemos por un momento esa traducción local tan desafortunada y propia del teatro de revista de la calle Corrientes, y concentrémonos en la historia de Kay Cannon, guionista y productora de cositas como “New Girl” y “30 Rock”, que acá hace su debut tras las cámaras, rescatando un subgénero tan propio de la comedia norteamericana: adolescentes, fiesta de graduación, debut sexual y muchos enredos confluyen en “No Me las Toquen” (Blockers, 2018), la ¿“American Pie”? de este milenio que pone el acento del lado de los padres.

Julie (Kathryn Newton), Kayla (Geraldine Viswanathan) y Sam (Gideon Adlon) son amigas desde chiquitas y están a punto de embarcarse en una nueva etapa. La secundaria llega a su fin y la universidad está a la vuelta de la esquina, lo que significa que se viene la “prom night”: celebración, desenfreno y, posiblemente, sexo, sexo, sexo para estas inexpertas. Al menos para Julie, que está muy enamorada de su chico y quiere debutar, cueste lo que cueste. Sus compañeras no están tan convencidas, pero terminan haciendo un pacto (#SexPact) para perder la virginidad antes de que se termine el dichoso día.

Mientras ellas hacen planes y buscan la pareja ideal –Kayla ya fichó a Connor (Miles Robbins) y Sam a Chad (Jimmy Bellinger)-, sus papás deben lidiar con el futuro de sus retoños y la inminente partida lejos del hogar para estudiar.

Antes de seguir, indaguemos un poco más. Tenemos a Julie, la linda del grupo, hija de Lisa (Leslie Mann), madre soltera y sobreprotectora que se cree una más de sus amigas. Kayla, la deportista y nena de papá (John Cena), cuya madre volvió a tener un bebé, pero nuca dejó que la maternidad se interponga en su carrera. Y por último está Sam, cuyo papá, Hunter (Ike Barinholtz), ni forma parte de su vida tras engañar a mamá, pero parece conocerla mucho mejor que ella misma.

Llega la bendita noche, los papis realizan una celebración previa y ahí descubren el pacto de sus nenas, los que despierta toda su paranoia. ¿Su nueva misión? Evitar a toda costa que cometan el error más grande de sus vidas (¿?), perseguirlas, hacer el ridículo y, de paso, descubrir que las tres pueden decidir por sí mismas.

“No Me las Toquen” cae en todos los lugares comunes de la comedia zarpada: sexo, drogas, mil enredos y destrucción. Agreguen algunas discrepancias generacionales y mucho emoji y mensajito de texto, porque la tecnología siglo XXI da para complicar un poco más las cosas. Cannon no se olvida de deslizar el discurso sobre la igualdad de géneros, dos segundos que pronto quedan opacados por un nuevo chiste de John Cena.

La verdadera novedad de esta historia es el punto de vista de los papis. Vemos las indecisiones y aventuras de las jóvenes protagonistas, pero son las ridiculeces de los adultos tratando de encajar en un mundo que no entienden, lo que provoca algunas de las situaciones más graciosas de la película. Esto no quita que la mayoría de sus chistes sean genéricos, gastados y por momentos forzosos, pero tampoco las buenas intenciones de los guionistas Brian Kehoe y Jim Kehoe para introducir elementos contemporáneos y coyunturales que pocas veces se relacionan con productos para adolescentes.

Aunque “No Me las Toquen” se enmarca en la idiosincrasia y un contexto muy yanqui de fiesta de graduación, vestiditos, limusinas y todos esos mambos, hay puntos en común con los que cualquiera puede identificarse ya sean hijos, padres, grandes o chicos, que tienen que ver con los miedos al cambio, la madurez y la aceptación que debe existir tanto de una vereda como de la otra.

Padres metiches, sí, que se entrometen a fondo en la intimidad de sus hijas, pero también preocupados de que hagan algo de lo que se puedan arrepentir. Un poquito, guiados por el egoísmo de no querer que crezcan y vuelen fuera del nido, y otro tanto para evitar que repitan sus propios errores de juventud. En la vereda de enfrente, adolescentes bien educadas (nunca un pobre o un feo en estas película, ¿no?) que quieren experimentar para poder tomar sus propias decisiones, dejando un poco de lado el sentido común y la eterna protección de sus padres.

“No Me las Toquen” no juzga ni a unos ni a otros, y aunque los padres son los chiquilines desaforados en esta oportunidad, no podemos evitar sentir un poco de pena por ellos… y vergüenza, mucha vergüenza porque ningún adulto en su sano juicio haría semejantes papelones.

La comedia de Cannon sigue por el camino de “Buenos Vecinos” (Neighbors, 2014), pero no llega a ser tan hilarante como el primer cruce entre Seth Rogen y Zac Efron, en gran parte, por su disfuncional elenco “adulto” (no, Cena, no sos The Rock, correte). Queda clarísimo que la brecha generacional sigue marcando tendencia cuando se trata de humor irreverentes, pero acá la originalidad inicial se va diluyendo con el pasar de los chistes y esas situaciones enredadas que venimos viendo desde que estas historias hicieron “furor” en la década del ochenta.

LO MEJOR:

- Vamos a darle puntos por originalidad.

- Una comedia que intenta deslizar temas coyunturales, bien ahí.

- Qué bueno que las adolescentes puedan expresar su sexualidad sin tapujos ni complejos.

LO PEOR:

- Un cast de adultos que deja mucho que desear.

- Muchos chistes tienen olor a naftalina.